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¿Quo vadis Indert?

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La corrupción en el manejo de las tierras públicas es un clásico en la historia del Paraguay. Saltando por encima de las adjudicaciones por alcurnia de apellidos o parentescos nobiliarios de la era colonial y de los leoninos repartos de la pos guerra contra la Triple Alianza, la era moderna nos pone frente a un monstruo eternamente rebautizado: Instituto de Reforma Agraria, Instituto de Bienestar Rural e Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra, tres etapas con diferentes patronímicos pero con idéntica misión: defraudar con el gran cuento de la reforma agraria.

Sobre el IRA-IBR-INDERT pesan todo tipo de cargos, acusaciones, sospechas e indicios que hablan de estafas, enriquecimiento ilícito de funcionarios, despojos de propie­dades y entregas alevosas de tierras fiscales a personas sin méritos para recibirlas.

A lo largo de su vergonzoso itinerario de vio­laciones constitucionales, el ente ha estado entregando tierras a sujetos por completo carentes de la condición que los hace acree­dores: “dedicarse directa y habitualmente a la agricultura como actividad económica principal”. Así hay generales agricultores, policías ganaderos y empresarios comerciales o industriales con extensos establecimientos agropecuarios que antaño fueron parcelas producto la reforma agraria. Hubo épocas en que muchos auténticos beneficiarios de la reforma agraria, ahogados por créditos impagos, fueron entregando sus títulos al Banco de Fomento que luego los ofertaba, por un décimo de su valor, a quienes hoy se presentan como “honrados” titulares de extensas propiedades. Uno de los últimos grandes escándalos fue desnudado por la ARP y la UGP que denunciaron la operato­ria canallesca de funcionarios del INDERT apañando la invasión de propiedades.

El INDERT ha sido siempre un reducto de negocios sucios con la tierra. Por algo nunca se concretó un verdadero catastro rural que despejara para siempre las dudas sobre la propiedad de la tierra. En la era del GPS, la big data y los algorit­mos, todo es confusión, superposición de títulos y conflictos permanentes fogo­neados desde el interior del organismo.

Si no sirve para sus fines originales, sólo para albergar pillastres, ¿qué razón tie­ne seguir sosteniendo su existencia?

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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