Hoy en día, vemos las campañas electorales donde se utilizan a los diferentes medios de difusión con algunos candidatos y candidatas que aspiran a los cargos para las elecciones presidenciales, mostrándose como nunca antes se los/as habían visto, como: en una cocina precaria del campo, revolviendo la comida en una olla popular (al lado de una humilde anciana), ordeñando una vaca lechera, con personas discapacitadas, entre otros, exponiendo a ciudadanos y compatriotas del sector más vulnerable de la sociedad que sufren de pobreza extrema y la falta de oportunidades.
En tal sentido, vemos como enfocan y promueven sus candidaturas hacia ese sector, con el objetivo de captar votos, y jugar con la sensibilidad de la gente.
En el olvido quedaron la ética, la moral, los principios partidarios que debe tener un verdadero líder político. De la ética se prefiere la estética, de bajar a una realidad que vive el pueblo, se reemplaza por un maquillaje, un disfraz, un engaño, que sabemos que este marketing será de forma temporal, hasta el día que depositemos nuestros votos.
Otras de las estrategias que utilizan los/as candidatos/as es: desprestigiar, perjudicar a su contrincante, un proselitismo tan mediocre y con tanta bajeza, y para colmo, hasta se copian el mismo discurso barato de propuestas, robándose las ideas unos con otros para convencer a los ciudadanos, hasta se podría llegar a la conclusión que, estos candidatos/as no están preparados/as ni comprometidos en llevar adelante nuestro país.
¡Hasta cuando soportará el pueblo!, ¿qué otro tipo de espectáculo nos espera, con un tenor de hipocresía, mientras tanto, se acomoda la misma estructura corrompida de siempre, y para seguir burlándose del estómago de los pobres?
¡Hasta cuando!, permitiremos que políticos (de frondoso prontuario), se sigan acomodando detrás de estos/as candidatos/as que son utilizados para continuar dilapidando los bienes del estado.
Los auténticos líderes, hoy ya no están. Solo nos queda la esperanza que surjan nuevos líderes, sin mancha ni arraigo a ningún corrupto más.
Nunca es tarde para mejorar, porque: «Soñar es gratis».