La escuela se llama José del Rosario Espínola, está en una capital departamental… y hace 9 años que sus alumnos dan clase a la intemperie, la clásica “escuela mango guy”. El noticiero de TV mostraba el “edificio” aledaño prácticamente abandonado, con paredes que sin ser demasiado viejas mostraban peligrosas grietas, techo semiderruido, puertas y ventanas desvencijadas. Con sol, viento, insectos, polvo y ruidos, alumnos y maestros cumplen con el rito diario de la clase, salvo naturalmente, cuando llueve o hace demasiado frío. Ni el Ministerio de Educación, ni la Gobernación de San Pedro ni la mismísima comunidad parecen estar interesados en proteger a sus niños de la intemperie y garantizarles la dignidad de una escuela como la gente.
Y no es cuestión de dinero, porque el Estado sigue gastando plata a lo pavo en cosas por completo inútiles. Sin ir más lejos, ayer nos ocupábamos en este mismo espacio de la frondosa delegación enviada a la cumbre de Madrid del “cambio climático”. Son 44 personas que habrán llevado por lo menos US$ 1.000 de viático cada uno. Sumando los pasajes ida y vuelta, se llega fácilmente a los 540 millones de guaraníes tirados a la basura. Con ese dinero, según los costos manejados por la Dirección de Infraestructura del MEC, se podría levantar una escuela de ocho aulas con todas las reglas de la buena construcción. Pero, preferimos seguir becando a un montón de gente para que tome aire caminando por el Paseo de la Castellana o asistiendo como mirones a un evento que no sirve para gran cosa.
Más de un tercio de los salarios que paga el Estado los desperdicia en funcionarios que no son necesarios y que cobran fortunas por favores que deben ser devueltos a sus protectores políticos según sus dotes personales, entre ellas, la capacidad de genuflexión siendo funcionales a las coyunturas electorales.
Según datos oficiales, 3.500 edificios escolares presentan deficiencias de algún tipo, 300 están es estado crítico con peligro de derrumbe y un número no determinado están inconclusos. Casos como el de San Pedro no son aislados. Lamentablemente, abundan.
Como decíamos al principio, dinero hay. Pero a sus derrochadores les importa un bledo las escuelas rancho o las mango guy. No es su problema.
Seguimos equivocando prioridades.