Secuestros, reclutamiento de niños y jóvenes, narcotráfico, son las principales problemáticas que vive el Norte del territorio nacional. Los familiares de Oscar Denis, Edelio Morínigo y Félix Urbieta, cuyas vidas se encuentran en manos del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), siguen pidiendo que regresen con vida. La incertidumbre crece y si el Estado sigue por el mismo camino que ha utilizado hasta ahora para intentar acabar con el grupo armado, no hay esperanzas para una solución real y definitiva.
A decir del especialista en inteligencia, José Amarilla, a lo largo del combate contra el EPP de dieron acciones estratégicas que fueron hechas con la intención de acortar los plazos de lucha, pero el error más significativo ha sido encarar el problema como una cuestión que se puede resolver con balas, cuando en realidad tiene soluciones más completas que esa.
“La solución militar en el mundo ha sido ampliamente criticada porque su rendimiento ha sido bajo. Desde la Revolución China en adelante ha sido mejor el abordaje policial que el netamente militar”, afirmó.
El especialista recordó un estudio realizado en Estados Unidos, el cual arrojó que en la década del 50 en adelante más de 300 movimientos armados en el mundo fueron desactivados por vías que no son las que Paraguay está empleando hoy.
El 43% de estos, aproximadamente, fue desactivado por medio de operaciones policiales (la acción militar excluye la acción policial o por lo menos como enfoque del abordaje), el 40% fueron terminados por negociaciones políticas, como por ejemplo el caso de Colombia, el 10% porque llegaron al poder como fue el caso de la Revolución Cubana, y solo el 7%, derrotados por la vía militar abierta, que es la que se utiliza desde hace 7 años como principal estrategia en Paraguay.
“A esta altura, el tema del EPP necesita tener un abordaje multidisciplinario bajo un esquema de participación real en la toma de decisiones, no solamente en el caso del secuestro, que hay que resolver, sino un enfoque integral de las soluciones que se necesitan”, acotó Amarilla.
En cuanto al papel de las Fuerzas de Tarea Conjunta (FTC) dijo que tiene su lado positivo en el sentido de la restricción territorial de la acción del EPP, pues no se puede mover libremente en todo el territorio. Sin embargo, para dar una respuesta definitiva el Estado necesitaría otro enfoque, un conjunto de medidas para mitigar y dar fin a este proceso de los grupos armados.
“No solamente el EPP es el problema en la parte norte del país. Tenemos más de 300 kilómetros compartidos con Brasil donde el Estado no tiene el monopolio del uso de la fuerza, donde hay grupos que disputan el poder, narcos, contrabandistas, grupos criminales organizados y medianamente organizados. El hecho de que hayamos encontrado 3 toneladas de cocaína en puerto cercano a Asunción no es más que el reflejo de cómo el territorio paraguayo está permeable a diversos tipos de organizaciones delictivas que tienen una amplia capacidad de logística, y para generar lucro”, señaló.
Destacó que estos temas deben ser encarados por este Gobierno o por cualquier otro que esté en el poder. “Creo que si el Estado paraguayo quiere resultados diferentes no puede seguir haciendo lo mismo que hasta ahora, además, es prioridad que los 3 secuestrados que quedan regresen con vida, y no hay que perder ese punto de vista”, concluyó Amarilla.
