Caminar a tientas por las calles de Asunción, prever obstáculos con la ayuda de los demás sentidos o gracias a la compañía de un lazarillo son experiencias que solo un no vidente lo puede expresar.
Ariel Ruíz Díaz es una persona con ceguera que lucha día a día como todos, gracias a su guerrera madre quien luchó por darle las condiciones necesarias para su desarrollo íntegro, hoy es licenciado en Ciencias de la Comunicación y trabaja como Jefe de Medios en el Servicio Nacional de Promoción Profesional.
Desde los 7 meses hasta los 7 años fue a la escuela de la Asociación Santa Lucía. Ahí aprendió braille, matemáticas, orientación y movilidad -que lo ayudó a movilizarse por sí solo-. La escuela lo ayudó para una estimulación temprana y a su mamá a prender braille.
Desde los 8 años entró a escuelas con niños y adolescentes sin discapacidad, Ariel no tuvo muchos inconvenientes con sus compañeros durante sus años de escolaridad pero sí reconoce que la falta de materiales en braille y la poca empatía de muchos docentes le hicieron un poco complicada su vida académica.
Ariel narra que en sus días de colegio, la clase de educación física era la que mayores problemas de integración le ocasionaba porque el profesor asumía que por su discapacidad no podía hacer las actividades. “Una de las mayores dificultades que tiene una persona con discapacidad en el país, es que la gente tiende a asumir lo que podemos hacer y lo que no podemos hacer”, expresa molesto.
Perdía más tiempo adaptando los materiales de estudios en vez de estudiar
Las escuelas y colegios a los que asistió Ariel no tenían materiales en el sistema de lectoescritura braille. Sus compañeros le dictaban las lecciones y su madre, todas las noches, pasaba sus tareas del braille a la escritura convencional para que sus profesores puedan corregirlas. “Mis compañeros tenían días para estudiar, yo tenía poco tiempo porque tenía que hacer yo mismo mis materiales” cita.
A pesar del doble esfuerzo de traducir los materiales para poder estudiar o de los malos tratos de algunos maestros, Ariel logró terminar una carrera universitaria, su tesina fue sobre el diseño de un plan comunicacional para el SNPP, su actual empleo.
Las ganas de superación de Ariel son admirables y aunque algunos días son más complicados que otros, él le hecha ganas a la vida.
Deporte para no videntes
Las personas con discapacidad visual tienden a potenciar otros sentidos, el goalball es un deporte que necesita de aguda audición. Consiste en jugadores con antifaces que deben meter al arco rival una pelota con un cascabel adentro.
Agustín López, jugador de goalball explica que el juego consiste en una cancha rectangular con rayas táctiles para que los jugadores puedan posicionarse, cada arco abarca la cancha de extremo a extremo. Utilizan rodilleras, coderas y antifaces y participan 3 jugadores por equipo.
El juego consiste en dos tiempos de 12 minutos cada uno, el jugador debe hacer un lanzamiento al ras del suelo y el equipo oponente debe bloquear la pelota para que no entre a su arco. Una vez que exista una diferencia de 10 goles el partido se da por finalizado sin importar el horario reglamentario.
El año pasado, la Facultad de Filosofía presentó un proyecto de extensión que permitió a estudiantes a jugar un deporte que va dirigido a personas con discapacidad visual. Se pusieron en los zapatos de los jugadores de goalball y jugaron con ellos, Agustín comenta que la experiencia fue linda.
Al principio, los estudiantes se sentían perdidos, expresa Agustín. Sin embargo, con el poco tiempo que compartieron pudieron aprender a jugar y hasta metieron goles a los chicos de goalball, dice entre risas. “Estas prácticas ayudan a generar empatía y estaría bueno hacer más exhibiciones del goalball para fomentar el deporte y lograr más apoyo” señala.
Participación internacional
A sus pocos años de implementación, el equipo de goalball ya participó de torneos internacionales en Perú, Chile y Argentina. En el país, el goalball tiene poco apoyo para cubrir el costo de los equipos deportivos, la pelota y los viajes al extranjero. Realizan polladas o buscan donaciones para cubrir los gastos.
Agustín indica que desean, como equipo, que el deporte sea más fomentado y conocido para llegar a más personas para que en el futuro se puedan realizar torneos nacionales en el país, eso mejorará la competitividad y el rendimiento en el deporte.
La falta de infraestructura
Si bien existe la ordenanza municipal 217/12 que reglamenta la construcción y el uso de veredas inclusivas y el municipio establece multas a los comercios que infringen la ordenanza, basta con caminar dos cuadras para ver la condición de las veredas.
Éver Solís, Presidente de la Unión Nacional de Personas con Discapacidad Visual, explica las mayores dificultades de ser una persona con discapacidad visual en Paraguay es el traslado de un punto a otro, por ejemplo, las veredas no están hechas para que uno pueda caminar en una superficie plana. Otro problema para los peatones es la ocupación indebida de vehículos o locales comerciales que imposibilitan el tránsito libre.
La falta de semáforos sonoros también es otra necesidad para las personas no videntes.
No existen o son muy escasas en las calles de Asunción las huellas táctiles que funcionan para indicar dónde cruzar la calle como lo hace la franja peatonal.
En otros países del mundo existe en los transportes públicos un aviso sonoro que indica las paradas, aquí en Paraguay las personas no videntes que no van acompañadas deben solicitar al chofer que lo baje en un lugar determinado o que algún pasajero lo ayude.
Ley 3.365 exoneración del pasaje
Está vigente la Ley 3.365/07 que exonera a las personas con discapacidad visual del pago del pasaje en el transporte terrestre y a su acompañante. Esto rige para viajes a corta, mediana y larga distancia.
Éver comenta que muchos choferes de colectivos se niegan a subir pasajeros no videntes con su acompañante, quizás por la inconsciencia o por el desconocimiento de una ley que los exonera.
En agosto pasado se había hecho viral el video donde un chofer había negado transportar a una señora no vidente. Posteriormente el chofer lamentó la situación y explicó que no la subió porque era un viaje a larga distancia y el transporte iba lleno, no por la discapacidad visual.
Éver finaliza que para mejorar la accesibilidad para las personas con discapacidad se requiere de la voluntad de los gobernantes que encabezan las instituciones públicas y que cuando el Gobierno implemente una acción para las personas con discapacidad lo consulten primeramente con las organizaciones pertinentes para certificar que los servicios serán efectivos.
La discapacidad visual no es un limitante y lo demuestran Ariel, Agustín y Éver con sus historias pero la falta de infraestructura muchas veces les dificulta el día a día.
DATO 1: A nivel mundial, se calcula que aproximadamente 1300 millones de personas viven con alguna forma de deficiencia de la visión de lejos o de cerca, según datos de la OMS.
DATO 2: Existen 514.635 personas con discapacidad, de los cuales el 71,2% tiene en algún grado alguna discapacidad visual, unos 366.312 en total. (Según datos de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos del 2012)
DATO 3: De 1.233.603 familias encuestadas, en el 27,4% de las casas se registra a un familiar con discapacidad severa y leve. Y en un 2,1% a un familiar con discapacidad total, según datos de la DGEEC.