Antes de la pandemia del coronavirus se tenían unas 2.200 consultas mensuales por casos psiquiátricos, sin embargo, este número se elevó a 3.200, como consecuencia de la crisis sanitaria, reflejando una ola de la pandemia de la cual nadie habla.
Tensiones, estrés, hartazgo, son muchos los detonantes que influyen dentro del proceso emocional y mental para una persona que, si se expone constantemente a ese tipo de situaciones sin buscar alguna ayuda, quedará hundida entre problemas desencadenantes de cuestiones más graves.
En ocasiones nuestra mente puede pedir algún tipo de auxilio a gritos, manifestándose de diversas formas, tal es el caso de 5,2% de paraguayos que se encuentran en depresión y los 7,6% conciudadanos que padecen de ansiedad.
Ambas cifras, provenientes del informe de la Organización Panamericana de la Salud, ubican a Paraguay en el cuarto puesto, a nivel americano, en cuanto a índices de depresión, y en segundo lugar en cuanto a índices de ansiedad.
En contrapartida, de acuerdo al Dr. Víctor Adorno, director del Hospital Psiquiátrico, durante la pandemia los números relacionados a trastornos afectivos, cuadros psicóticos y ansiedad tuvieron un repunte y, así también, los casos de consulta relacionadas a estas afecciones.
IMPACTO POST-COVID
“Siempre hablo del impacto de la salud mental, que quedó completamente al descubierto durante la pandemia y, de hecho, a esto lo denomino como una cuarta ola por cómo afectó enormemente a la población, más allá del Covid-19”, determinó Adorno.
El Dr. indicó que el promedio de los casos anteriores de consulta por problemas psicóticos, ansiedad y otros trastornos, era de 2.100 a 2.200 mensuales, que aumentaron el año pasado durante la pandemia a 3.100 o 3.200.
“También vimos un pequeño incremento en la cantidad de internaciones, en estos casos hablamos generalmente de personas con un potencial riesgo para sí mismas o para los demás, con intentos suicidas, trastornos psicóticos, etc.”, agregó el experto.
Adorno explicó que estos casos se vieron influenciados de manera directa por lo vivido durante la pandemia y que, a diferencia de los picos por Covid-19, pueden ir en aumento paulatinamente porque poco a poco se van presentando más.
“Debemos valorar bien estos números porque pueden reflejar el impacto directo de la cuarentena, durante el aislamiento, cuando no había ninguna posibilidad de hacer actividad física o relacionarse con los demás y existía mucho miedo e incertidumbre”, argumentó el especialista.
El Dr. mencionó también que pese a encontrarse una mayor liberación, el miedo y la incertidumbre continúa, lo que constituye el elemento primordial para seguir influyendo de manera negativa en la salud mental de la población, ahora por cuestiones relacionadas a la vacuna o la variante Delta.
Por su parte, el Dr. en Psiquiatría, José Arias, destacó que, si bien las teleconsultas han ayudado a soportar mejor la situación vivida durante la cuarentena, en situaciones de mayor vulnerabilidad o condiciones de alto riesgo de suicidio y violencias contra sí mismo u otras personas, la intervención presencial de un terapeuta siempre resultará primordial.
“Por ello se anima tanto a que la gente acuda a terapia, pero en nuestro país hay un muy alto nivel de rechazo de los trastornos psiquiátricos. Se rechaza fuertemente lo que se considera anormal o la llamada ‘locura’, manteniéndola al margen de lo que la mayoría acepta como normalidad”, puntualizó el profesional.
En este punto, pese a presentarse diversos factores que nos indiquen un ligero incremento en las visitas a profesionales de salud, resulta innegable reconocer que muchas personas aún se encuentran encerradas en el tabú, sin dimensionar que de esa manera potencian los casos de agresividad, psicosis y otros trastornos, manifestándolos de manera constante en nuestro país.