Despilfarro, denuncias de corrupción, estafas y otros casos en el que estaban envueltas las autoridades de turno, fueron el puntapié inicial para dar voces a unos ciudadanos que se autoconvocaron para exigir justicia e instalaron los “escraches” como un reclamo.
Un 1 de agosto en la Plaza de Armas autoconvocaban a los ciudadanos, quienes generalmente se encontraban en las calles para exigir justicia a las autoridades, en este caso, la pérdida de investidura del entonces diputado José María Ibáñez.
Aide Vera, una de las que se encontraba en el sitio tomó los números de contactos de los indignados presentes. “Al día siguiente como era noticia el blanqueo de José María Ibáñez, nosotros decidimos ir frente a su domicilio. Una compañera buscó la dirección e inmediatamente fuimos a escracharlo. Y no resistió ni el cuarto día de escrache y la presión ciudadana hizo que finalmente renuncié”, contó.
El mismo acto lo hicieron con Óscar González Daher, con los persistentes escraches durante 22 días y otras acciones en contra del ex político contribuyeron a su renuncia.
LA DENOMINACIÓN
A partir de ese momento se organizaron y decidieron darle nombre a la organización, y un color que sea símbolo anticorrupción, se autodenominan Ciudadanos Autoconvocados Comisión Escrache (CACE).
Y optaron por el color naranja por lo que representa, alegría, energía y llamativo. Al año consolidan el grupo con más de 30 personas comprometidas. Según Aide se instaló los escraches porque de una manera u otra es una presión ciudadana para los logros a los cuales anhelan. Si la presión no recae sobre la justicia, los justiciables no ejercerán su trabajo con precisión y no entregarán una condena ejemplificadora, afirmó.
“Hace un año tras los escraches otorgaban esos resultados e impactaron en la sociedad porque era un medio de logros ciudadanos para el combate a la corrupción y el cese de la impunidad”, agregó.
PANDEMIA
Tras la pandemia muchos dejaron de formar parte del grupo, en cambio continúan personas que apoyan las distintas causas y ejerciendo la presión ciudadana a través de las manifestaciones para llegar al objetivo.
¿PERDIERON FUERZA?
Vera consideró que un factor importante es la apatía de la ciudadanía, el desinterés por la alta corrupción que se tiene en el país, que se observa a mucha gente indignada por las redes, ejerciendo sus reclamos pero no lo llevan a la práctica cuando realmente los ciudadanos autoconvocados hacen el llamado a la ciudadanía para acompañar en el combate de la corrupción y la impunidad en las calles.
“Con esas acciones ciudadanas en la que nosotros ejercemos esa presión y exigimos a las autoridades la justicia y el cese de la impunidad, podemos sumarle otro de los factores que observamos y somos realista es la condición económica de los compatriotas que debemos de realizar nuestras labores para poder llevar el sustento en los hogares, entonces ese es un favor en los cuales la ciudadanía no pueden asistir”, expresó.
Para Vera los reclamos del grupo para exigir justicia no solo marcaron la política paraguaya sino que seguirán ante las constantes injusticias por lo que siempre estarán haciendo frente a los hechos y llegar a la ciudadanía.