Única vía para domar el genio cambiante del COVID 19
La pandemia sigue poniendo a prueba la capacidad de la ciencia de enfrentar las encerronas que casi a diario está planteando el genio extraordinariamente variable del coronavirus. Dicen los expertos que nunca, en la historia de la humanidad, la medicina pudo reaccionar con tanta rapidez en la identificación de un virus y en el desarrollo de una vacuna que lograra frenar su expansión.
Menos de doce meses después de detectado el agente infeccioso, el laboratorio Pfizer-BioNTech ya tenía el suero específico a ser aplicado a nivel masivo, seguido muy de cerca por Moderna, AstraZeneca, Gamaleya, Sinopharm, etc. Es decir, un proceso que llevaba un mínimo de 10 años de investigación, desarrollo y evaluación de efectos pudo lograrse en apenas uno. La extremada virulencia y expansión de la enfermedad puso en apuros a la OMS y a los organismos de regulación y autorización de específicos farmacológicos como la norteamericana FDA y la europea EMA, obligándolos a adoptar protocolos de emergencia para iniciar de inmediato las campañas de
vacunación masiva. Puestos en perspectiva, los resultados son conocidos: drástica caída de
muertes, de hospitalizaciones y de internaciones en terapia intensiva.
Pero el virus demostró un talante altamente impredecible. Aparecieron entonces las variantes, las temibles cepas que varían los escenarios terapéuticos y generan encerronas que ponen a prueba la capacidad de los laboratorios de cambiar sus formulaciones para combatir nuevas amenazas.
Al mismo tiempo, algunos países -con Estados Unidos a la cabeza- enfrentan un escenario rojo adicional: la resistencia de cierto porcentaje de la población a vacunarse. Y sus consecuencias son inquietantes. La variante Delta está provocando la hospitalización de personas más jóvenes y previamente sanas, la mayoría de ellas no vacunadas.
La conclusión es contundente. Sólo la vacunación es garantía de enfrentar con éxito la pandemia en cualquiera de sus variantes. Por eso es saludable que la población paraguaya se haya volcado con entusiasmo a los vacunatorios, estando cada vez más cercana la meta en que la población objetivo esté vacunada con las dos dosis de las vacunas hoy disponibles.
Sólo es de esperar que a esa efervescencia ciudadana corresponda un adecuado stock de sueros inmunizantes.
Cuando ambas curvas se toquen, la batalla habrá sido ganada.