Luján Riquelme se cataloga como una militante del té y las infusiones como estilo de vida y reencuentro con uno mismo.
Es una “Tea Sommelier», una persona conocedora y amante del té. Está capacitada para ofrecer un servicio de té para restaurantes o particulares, hacer catas y maridajes.
“Es más que nada, para mí, una persona apasionada de esta bebida. Alguien que se toma el tiempo para adentrarse a la cultura del té y su historia para poder ofrecer una experiencia única”, manifestó.
Señaló que como le gustan mucho las hierbas y el té, es de esas personas que tiene siempre en la cartera una cartucherita con saquitos. Aparte de ser súper matera, posee un ritual diario para preparar y hacer sus combinaciones para la guampa o el agua.
“Hace un poco más de año y medio, decidí darle un lugar más en mi vida, siempre se puede aprender un poco y profesionalizar en cierta forma lo que nos gusta, así que tomé un curso de Tea blender en Buenos Aires, esto era para aprender mejor sobre cómo combinar el té con otros ingredientes y no terminar haciendo un menjunje. Con el correr del tiempo me fui apasionando más, así que hice un curso de «Tea sommelier», después otro de «Tea Meditation Instructor» y aprovechando que estoy en Inglaterra, hice otro más de «Tea infusiast», que es una mezcla de historia de té y blending dehierbas”, mencionó.
Refirió que siempre trata de ponerse metas chiquitas para hacer más llevadera toda esta nueva manera de vivir.
“Mi trabajo me permite manejar mis horarios siendo vestuarista porque trabajo por proyectos, y ahora que estoy lejos, me dedico 100% a hacer mis boletines, té e infusiones, y a escribir un poco sobre otras cosas. Pero si hablamos de que es lo que me anima a levantarme todos los días es que espero que no sea un día de lluvia para poder ir al parque y tirarme al pasto. No quiero vender una vida perfecta y despreocupada, ni mucho menos súper zen o tranquila, pero creo fielmente que unos minutos en silencio conectada a la naturaleza te puede recomponer el alma”, indicó.
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Sobre su rol como vestuarista, sostuvo que siempre le gustó la moda y el Cirque du Soleil, siendo uno de sus sueños trabajar allí. Por las vueltas de la vida estudió una carrera muy diferente, hasta que un día la llamaron de un trabajo en televisión para hacer vestuario, y sin dudar lo dejó todo.
“Me incliné a eso que creí que nunca iba a llegar, el diseño de vestuario. Finalmente abandoné la facultad y busqué especializarme en el exterior, estuve en Buenos Aires y en Nueva York. Desde el 2012 me dedico a capa y espada a hacer vestuario. Empecé en TV, después seguí con comerciales, videoclips, finalmente estuve en el Cirque du Soleil cuando estuvieron en Paraguay, hice teatro, musicales, danza y por último películas”, agregó.
Finalmente, expresó que lo esencial que debe tener un vestuarista para triunfar es creer que todavía no triunfó. Siempre hay un peldaño más para subir.
“Lo más importante es mantener el foco, no marearse y ser agradecido. Con el tiempo es el trabajo el que habla por uno, más aun haciendo algo que se puede apreciar a la vista. El secreto está en la constancia y en saber competir, siempre hay alguien que sabe más, que tiene más experiencia, acercarse a profesionales que hacen lo mismo que vos haces y animarse a preguntar. En la era de la información al alcance de un click, actualizarse es la clave de todo”, concluyó Luján.
