La grave crisis económica profundizada en los robos en pandemia, una inflación que se devora los ingresos y la sensación de que con el dinero que se tiene no se puede llenar parcialmente la heladera, constituyen factores determinantes en estos comicios.
En contraposición, el robo descarado de las arcas públicas, la angurria de los significativamente corruptos robando incluso en el billetaje electrónico pesa en la decisión de millones de paraguayos que están dispuestos a castigar con sus fotos a los políticos que representan su hartazgo y repudio. El síndrome de la heladera vacía está en el trasfondo de estas elecciones que ni con plata sucia parece remontable. A pocos días de los comicios, la tormenta perfecta estimula el cambio.
Paraguay, el paraíso de la corrupción electoral
El país es conocido a nivel nacional e internacional, en cada comicio, como el paraíso del fraude, donde miles de personas venden su voto desde G. 50 mil. La tradición de comprar voluntades a cambio de prebendas no nació en Paraguay. Pero en pocos lugares el negocio de la compra de votos alcanza tal grado de masificación y naturalidad.
El clientelismo en Paraguay es generalizado y socialmente aceptado tanto por los políticos como por la ciudadanía, pero relativamente poco estudiado por la literatura comparada. La compra de participación electoral es una práctica que se deriva de relaciones cultivadas a lo largo del tiempo.