Hace 20 años, cuando Tania Campos cumplió 6 años de edad, le diagnosticaron diabetes tipo 1. La noticia generó un gran impacto para sus padres, a quienes les costó mucho aceptarlo. Sin embargo, la fuerza, la independencia y la actitud positiva que ella siempre mantuvo ante la vida, le ayudaron en una lucha de la cual resultó vencedora.
“Siempre fui la mamá de la guardería, la que le cuidaba a todos, la que les defendía. La disciplina que tuve desde pequeña me ayudó a la adherencia al tratamiento y luego pude ayudar a que mis padres, con el paso de los años, pudieran aceptar que es una patología tratable, manejable y se puede vivir súper bien con ella”, comentó la joven.
Agregó que es súper importante que la familia permanezca unida en todo el proceso de la enfermedad, es uno de los pilares para ir cambiando los hábitos y así poder ir contrarrestandola. Dijo además que el mayor desafío que existe en el Paraguay es el acceso a la educación en diabetes.
“Hay muchos mitos y leyendas, a pesar de estar en el año 2020. Estamos muy atrasados respecto a la información, existen profesionales de la salud que brindan datos erróneos como los de hace 20 años atrás, que si no van a poder tener hijos, que si quedarán ciegos, que si les van a cortar el pie, etc, todo eso es falso, existen complicaciones como en cualquier patología que no se trata, pero si se sigue el tratamiento podemos continuar con la vida y vivir incluso más años que alguien que no tiene diabetes”, apuntó.
Contó que sus padres le apuntaron a danza para que pudiera hacer actividad física y mantener sus niveles de glucosa en sangre normales. Estudió durante 12 años y se recibió de profesora. Nunca tuvo un impedimento, estuvo bailando en programas de televisión, siempre en movimiento, y empezó a viajar llevando a varias ciudades el folclore paraguayo.
“La danza para mí es todo, una vez que entras al mundo del arte te conviertes en una apasionado de él. Siempre insto a que todos hagamos un poco de arte, del área que sea. Me ayudó a disciplinarme aún más, a cumplir horarios y a levantar la autoestima. Cuando uno baila expresa todas las emociones. La danza me ayudó a sanar heridas, a ser más fuerte, a conocer a otras personas, otras culturas”.
Tania también estudió nutrición, con el objetivo de educar en diabetes. “La información que yo tengo la voy a compartir y expandir, así puedo ayudar a muchas personas. Hoy en día ese tabú de que no podamos comer o hacer lo que queramos, es mentira. Viajé mucho, conocí muchos lugares y rompí el mito de que las personas con diabetes no podemos viajar porque nos va a pasar algo. Tomando todos los cuidados y llevando la medicación, podemos recorrer cualquier lugar”, aseguró la joven.
Tania es voluntaria en la Fundación Paraguaya de Diabetes (Fupadi) y en 2017, gracias a su compromiso y buen tratamiento, viajó a Emiratos Árabes a representar a los jóvenes paraguayos con diabetes.
“Lo veo como un regalo, un privilegio, una compensación por mi buen tratamiento, y qué mejor que ahora puedo ayudar a familias enteras, y a pacientes, inspirándolos a seguir la vida y que sepan que con diabetes sí se pueden lograr todos los objetivos y llevar una vida normal. Yo soy el vivo ejemplo, así como muchas personas en todo el mundo”, señaló.
Finalmente, dijo que la única diferencia de una persona con la enfermedad y otra que no la tiene es que no tienen que inyectarse insulina para comer.
Expresó que “no existen límites, se puede llegar a donde quiera, pero es importante que toda la ciudadanía conozca que modificando los hábitos alimenticios y haciendo actividad física regular se puede evitar desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro”, concluyó Tania.
