Aunque suene a sonsonete, diremos de arranque que lo único seguro en esta crisis sanitaria es la incertidumbre. Esto es tan rotundo que hasta anda dando vueltas por ahí un video recogiendo todas las contradicciones que genera la pandemia. “Abra las ventanas para que el virus no quede confinado. Cierre las ventanas para que no entre el mosquito del dengue”. Y así hasta el infinito.
Lo malo es que hay temas asociados a estas crisis que escapan al humor y entran de lleno en el drama, casi la tragedia. Si algo ha estado teniendo el comando de la lucha contra el coronavirus es la credibilidad, la que emana de la figura del ministro de Salud. Su aparición pública le da consistencia a las cifras de la batalla y a las medidas adoptadas para generar una razonable seguridad a esa lucha médica en el terreno de los hechos y poder avanzar en flexibilidad rumbo a una normalidad aún lejana pero no inalcanzable.
Por desgracia, en torno a ese clima de credibilidad han empezado a orbitar en forma creciente las denuncias de negociados con provisión de insumos y construcción de obras, tal vez la más repulsiva de las formas de corrupción que el Estado tiene adheridas como una costra.
Las mascarillas o barbijos se han convertido en el material “estrella” por la enorme demanda que genera su uso obligatorio y cuyo suministro ha quedado en manos de una sola empresa ligada a un personaje del lavado internacional de dinero -a quien se atribuye vínculos directos con el vicepresidente de la República- que a su vez ha mandado al frente a dos emblemas del fútbol profesional paraguayo.
Como si todo fuera poco, se han destapado vínculos de la madrastra del Ministro Julio Mazzoleni con licitaciones de obras como el Hospital de Contingencia montado en el INERAM a la vez que gerencia en el MSP un préstamo de US$ 27 millones de dólares aprobado por el BID, sin dejar de ejercer el cargo de jefa de Gabinete del Ministro de Obras Públicas y ser también proveedora del Estado.
Muchas cartas jugadas al mismo tiempo y en la misma mesa. Incertidumbre y lesión de confianza, oleaje muy pesado para una nave que enfrenta una tormenta tan fuerte. El ministro de Salud deberá ser muy convincente a la hora de explicar todas estas irregularidades si quiere mantener su capital de credibilidad.
Demasiadas amenazas para la República en tiempos difíciles.