La pandemia del Covid-19 desató una crisis sin precedentes que no solo profundizó los índices de pobreza, sino que ensanchó las brechas de desigualdades. Esta realidad afectó principalmente a las mujeres y los jóvenes, los grupos más vulnerables de la estructura social, reveló el reporte “Panorama Social de América Latina” elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Así, según el análisis, durante el 2020 se inició un periodo caracterizado por un aumento generalizado de los indicadores de insuficiencia de ingresos. Por ejemplo, en Paraguay la tasa de pobreza aumentó entre tres y cinco puntos porcentuales. De hecho, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, durante el 2020 la pobreza llegó al 26,86% de la población (1.921.721 personas).
Por otra parte, mientras en países vecinos los índices de pobreza extrema aumentaron en dos puntos porcentuales, Paraguay no registró variaciones significativas en este indicador.
Datos del INE revelaron que con relación a la pobreza extrema, precisaron que la incidencia fue de 3,9%, sin mayores variaciones. En términos generales, hay 279.000 personas en extrema pobreza en nuestro país.
Pese a la reactivación económica que se experimentó con mayor fuerza durante el 2021, la crisis social continuó con tasas de desocupación. De acuerdo con las estimaciones de la Cepal, la tasa de desocupación en 2021 llegaría a un 11,8% para las mujeres y un 8,1% para los hombres, en comparación con las cifras del 12,1% y el 9,1%, respectivamente, registradas en 2020. El informe detalló que la región experimentó un notorio retroceso tras el 2020. La tasa de pobreza se ubicó en un nivel similar al de finales de la década de 2000, mientras que la pobreza extrema se elevó a niveles registrados 20 años atrás.
Debido a la reconfiguración de las tareas domésticas y de cuidados que supuso la pandemia, las mujeres fueron las que más sufrieron el descenso en los niveles de ocupación, con una caída del 11,8%.
URGEN POLÍTICAS PARA PALIAR DESIGUALDADES
En relación a que los índices de pobreza y desigualdad golpearon principalmente a las mujeres y los jóvenes, la economista Verónica Serafini explicó que esta realidad se originó debido a que estos grupos de la población estaban ocupados en actividades muy afectadas por las medidas de cuarentena como el turismo.
“Además, se desempeñan en trabajos informales, que no tuvieron cobertura de seguros de desempleo o de algún mecanismo de seguridad social. Ante el cierre de los sistemas educativos y de salud, las mujeres debieron hacerse cargo de parte de esas funciones, por lo que cuando empezaron a abrirse las economías ellas siguieron muy ocupadas al interior de sus hogares”, detalló.
Por otra parte, explicó que resulta complejo detallar cuántos años se perdieron como consecuencia de la pandemia, pues la degradación de las condiciones sociales se desarrolla desde el 2014. “En América Latina, algunos estudios indican que perdimos alrededor de 10 años”, señaló.
Para enfrentar los índices de pobreza y las desigualdades, Serafini mencionó que urge la implementación de políticas públicas.
“Buenas políticas públicas: políticas de cuidado, que no tenemos. Políticas
laborales, que son escasas. En Paraguay, se necesita reformar la seguridad social
para que cubra más riesgos como el seguro de desempleo y el fondo agroclimático,
por ejemplo. También, se requieren mejoras sustanciales en la salud pública”,
concluyó.
Verónica Serafini, economista.