Por Cristian Nielsen
Cuando nació, se llamaba Plan de Reconversión Urbana y Metrobus. Tenía de todo: paradas protegidas, billetaje electrónico, buses climatizados, áreas verdes de uso público, sistemas de desagües cloacales, pluviales y agua potable, red eléctrica, fibra óptica y telefonía…
Todo lo que queda de aquel portentoso plan son algunos centenares de metros de cemento armado, un puñado de viseras que no llegaron a la categoría de estaciones… y centenares de negocios quebrados, vecinos malhumorados y una avenida alterada de tal forma en su transitabilidad que han debido empezar a demoler algunos de sus tramos para restablecer la fluidez del tránsito.
Sic transit gloria mundi.
PARA CIMIENTOS
La obra, presupuestada al comienzo en US$ 183 millones se fue a US$ 230 millones para cubrir 16 kilómetros de recorrido con 26 estaciones. Esto significa que el Estado paraguayo pagaría a la empresa adjudicada a razón de US$ 14.735.000 el kilómetro. Nada mal para una obra que tardó más de una década en ponerse en marcha y que sucumbió en menos de un año.
A modo de comparación, el primer Metrobus de Buenos Aires costó US$ 830.000 el kilómetro, en España US$ 4,5 millones, México US$ 3,5 millones y en Santiago de Chile, una segunda versión del Gran Santiago podría construirse a un costo de US$ 5,3 millones.
Hoy, las blancas lenguas de cemento que jalonan un tramo de la Avenida Eusebio Ayala están siendo desmontadas y parte de los escombros fue usada como cimiento de los hospitales de contingencia construidos por Salud Pública para enfrentar las derivaciones de la pandemia del coronavirus.
El Metrobus fue una obra que nació para morir aún antes de ser puesta en funcionamiento, aunque más no fuera en un pequeño tramo.
Digno capítulo en la épica del fracaso.
UN TREN MUY LEJANO
Si sobre el Metrobus se fantaseó más de la cuenta, el denominado Tren de Cercanía pertenece al dominio de los delirios. Es impulsado por una entelequia denominada Ferrocarriles del Paraguay S.A, o sea, FEPASA. Se trata de un trazado de 44 kilómetros que uniría Asunción con Ypacaraí y transcurriría en su casi totalidad sobre la antigua franja de dominio del ferrocarril construido en el siglo XIX por los ingenieros ingleses Paddison, Thompson, Burnell , Valpy y Whitehead.
La inversión en este medio de transporte no bajaría de los US$ 350 millones y para las prestaciones que ofrecería el mercado paraguayo, ningún inversionista privado se arriesgaría a meter plata en él. Como ocurre con el transporte público de pasajeros a escala mundial, casi ningún sistema funciona sin un subsidio del Estado. Es por eso que hasta ahora, el proyecto no ha podido abandonar su soporte de papel.
Además, falta un “detalle” que solucionar, pese a que sus impulsores dicen haberlo hecho. Gran parte de la franja de dominio ha sido invadida por clubes de futbol, fabricas, plantas de combustible, negocios y ocupantes de hecho que desde siempre especularon con jugosas indemnizaciones para despejar el sitio.
LA NOSTALGIA
El que sí funciona es el Tren del Lago, armado con una vieja locomotora tipo 60, una de las primeras en llegar al Paraguay… ¡hace 165 años! El aparato fue puesto en valor a un costo de unos 300 millones de guaraníes y ya tuvo su “viaje inaugural”: 500 metros… de los más de 40 kilómetros que tendría su trazado hasta la ciudad de Areguá. Pero para eso, ya se sabe, hay que despejar unos cuantos kilómetros de obstáculos acumulados sobre la franja de dominio después de mas de cuatro décadas de abandonada su suerte.
FERRYS, LANCHAS
El ultimo esfuerzo de imaginación fructificó en una idea bastante novedosa para esta verdadera galería de leyendas: lanchas rápidas en un circuito en el rio Paraguay, enlazando Villeta con Asunción en una suerte de atajo logístico que permitiría a unos 5.000 pasajeros diarios saltar por encima de los accesos congestionados.
Muy lindo en los papeles, pero, una vez más, la implementación presenta fenomenales desafíos de inversión y de operación.
Otra idea fantasmal que, dicen, está rodando hace cuatro años: el RioBus, una flota de 10 ferrys que harían el viaje desde Mariano Roque Alonso hasta Asunción, con 11 paradas. La inversión requerida sería de unos US$ 30 millones. Pero hay un inquietante antecedente. A poco de inaugurar su servicio, el Ferry del Chaco, un elegante catamarán con capacidad para 250 pasajeros y 18 vehículos embistió un banco de arena y tuvo algunos desperfectos. Este tipo de incidentes pone nerviosos a los marinos, sobre todo al inicio de la vida útil de una embarcación.
Pero allá vamos: Metrobus, tren de cercanía, del lago, ferrys, lanchas rapidas… todos habitantes de un mundo imaginario que costará bajar a tierra y convertir en una realidad palpable.
Por ahora, apenas leyendas y figuras fantasmales.