Al igual que los efectivos militares, los diplomáticos y cónsules tienen el deber de velar por la integridad de nuestro país ante el extranjero. Por lo que debe estar integrada por las personas mejor preparadas.
Obviando esta premisa, los senadores Arnaldo Franco y Antonio Barrios (ANR), Carlos Gómez Zelada, María Eugenia Bajac (PLRA) y Georgia Arrúa (Patria Querida) buscan modificar la ley del Servicio Consular y Diplomático de nuestro país.
En otras palabras desean que el 50% de los cargos consulares sean ocupados por funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. Por ley, el 100% de esos cargos deben ser ocupados por diplomáticos de carrera. Aunque en la realidad también existan excepciones.
Los senadores argumentan que existen funcionarios que poseen antigüedad y capacidad para ocupar los cargos, pero como no son diplomáticos de carrera no pueden aspirarlos y menos ocuparlos.
Este proyecto no contempla un parámetro para saber si en realidad el funcionario está capacitado para ocupar el cargo. Y tampoco contempla la creación de nuevos consulados. Por lo que, mucha gente preparada, que pasó años en formación, puede quedar sin un cargo por funcionarios que fueron ubicados por motivos políticos.
En entrevista con un diplomático de carrera, que ingresó al escalafón por concursolamentó que todo el tiempo y la inversión monetaria que llevó la preparación de muchos de sus colegas podrá perderse debido a que pueden perder sus cargos al ser reemplazados por operadores políticos.
“Los cargos a los que pueden acceder estas personas son los que a un diplomático normal le lleva décadas de constantes evaluaciones”, explicó.
El ingreso a la carrera diplomática debe ser vía concurso. Entre el año 2007 y 2016 se han habilitado 109 plazas para el ingreso a la carrera, recibiendo más de 2.000 postulaciones.
Existe una formación académica y practica ineludible para ejercer la carrera diplomática y consular.
Esta carrera, se caracteriza por ser, ante todo, una vocación, porque no se opta por un puesto de trabajo, sino por una opción de vida, teniendo en cuenta que la persona asume el compromiso de ir a vivir a otros países durante periodos de hasta seis años.
El diplomático realiza todas las funciones del profesional de la diplomacia y de las relaciones exteriores: representa a su país, defiende sus posiciones, negocia convenios y tratados internacionales, informa sobre la realidad política y económica de los demás países, identifica oportunidades de intercambio en todas las áreas, promociona la producción nacional y los servicios, promueve el conocimiento de la historia y la identidad cultural, difunde las artes y busca oportunidades de cooperación para el desarrollo.