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El pan del exilio

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La embajada de Bolivia en Buenos Aires está sobre la emblemática calle Corrientes, “la que amanece cuando se pone la tarde” como decía un escritor del porteñismo. Allí se juntan cada atardecer, desde que estalló la crisis política en su patria, centenares de bolivianos a ma­nifestarse sin agresiones, sin disturbios, en ciudadana exposición de posturas. La policía sabe que es gente pacífica y le prepara un cordón de protección para que expresen su estado de ánimo sin interrumpir el tránsito. Allí per­manecen un par de horas para luego despejar un espacio público pródigo en espectáculos teatrales, de revista, cine y restaurantes.

¿Quiénes son y de dónde vienen estos mansos sublevados? Son inmigrantes, en su mayoría productores frutihortícolas del entorno bo­naerense, que han abandonado la patria por múltiples razones, tal vez expulsados por una economía que no les ha dado cabida, o por la causa que fuere. Reunidos en asociaciones y hasta en cooperativas, estos hijos del altiplano se han insertado en un medioambiente difícil y no pocas veces discriminatorio. Los porteños saben cómo zaherir cuando quieren hacerlo, pero también pueden integrar a la gente honesta y trabajadora haciéndole un lugar en la comu­nidad. Así es como miles de bolivianos se han convertido en los principales abastecedores de verduras, hortalizas y frutas de la Capital Federal y los municipios del gran Buenos Aires. Lo han hecho a conciencia, jugando a favor de las reglas y sentando precedentes valiosos. Tanto el Gobierno autónomo como el provincial han cerrado acuerdos de abastecimiento con esta comunidad laboriosa cuyos ancestros precolom­binos eran expertos en producir alimentos en terrazas con riego artificial, usando el calor solar para deshidratar la akshu (papa en quechua) o el sara (maíz) y para atemperar el agua de las ace­quias moderando así el impacto de las heladas nocturnas. Casi el 80% de los géneros frescos que llegan a las mesas del conurbano porteño provie­ne de estas expertas manos altiplaneñas aque­renciadas en los pagos de Gardel y de Piazzola.

Gente que se ha ido de la patria a menudo sacudida por la intolerancia política o racial y que se ha llevado consigo la sabiduría de sus antepasados, muchas veces menospre­ciada por pura ignorancia, pero que a la hora de la verdad, le sirvió para encaminar una nueva vida en tierras extrañas.

 

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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