(EFE).- La derrota en la final de la Liga de Campeones femenina ante el Olympique de Lyon (1-3), rey de la competición con ocho entorchados y su verdugo en la del 2019, significó para el Barcelona un aprendizaje en su andadura por la élite del fútbol europeo.
El vestuario azulgrana abogó por la autocrítica tras caer en Turín, donde el conjunto francés, con un fútbol muy sólido y físico, impuso su ley en un partido que se decidió en el primer tiempo, cuando el Barça encajó los tres goles del partido.