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Dependencia y realidad juveniles

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Hace más de diez años me accidenté, tuve lesiones en las rodillas y la cabeza lo que me volvió dependiente de muchas personas y cosas para poder seguir bien con vida y salud. Accidente que no deseo a nadie por el dolor que existe e incomodidad muscular que sugiere el estar por largos momentos acostado sin poder comunicarse o moverse cómo lo hacía antes. La dependencia no fue inutil sino muy efectiva porque sin ella no llegaba al punto de lograr escribir más de mil artículos o hacer lo que en terapia intensiva creía nunca más volver a hacer. 

No fue cómodo a su vez ser bañado, alimentado o estar acompañado por mi madre o enfermero que me ayudaban con la interpretación de lo que quería comunicar, pero me sirvió para entender la importancia de atender bien a discapacitados o personas que no puedan hacer en orden lo común para muchos.

En relación a la dependencia hoy me encuentro con un llamativo titular en la red que dice; Por qué la generación de los millennials depende de sus padres para enriquecerse. Algo que tampoco es cómodo leer porque se refieren a mi generación. Una que cómo cualquiera tiene su lado negativo cómo positivo. 

Grandes retos generacionales

En el mismo texto se expone la historia de los nacidos entre 1981 y 1999 que tienen que luchar para pagar la deuda contraída en la universidad en países donde la educación superior es de pago y, además, ingeniárselas para pagar casa, transporte y comida cada vez más caros con salarios cada vez más bajos. Una realidad que exige solicitar ayuda, y los primeros molestados para que aflojen el dinero, la guita, lana o pasta no son los “amigos”, “suscriptores” o seguidores que sigamos en nuestras redes sino son mamá y papá, progenitores que nos aseguraron, aseguren nuestra vida sin chistar, quejas o negarse a ello. 

Son nuestros mejores y verdaderos amigos aunque a veces nos moleste estar quizá bajo su control, seguridad o protección que lo hacen no obligados por nada o alguien sino solo por el amor que nos tienen.

Todo quizás para evitar que se desarrolle en nuestra mente y espíritu defectos que alguna vez nos pueden hacer mal porque Las personas dependientes presentan una gran falta de autocontrol y autoestima y sienten un gran malestar cuando se alejan de la persona en quien se centra la dependencia lo que al carecer de seguridad para lo que sea corren el riesgo de accidentarse con frecuencia, volviéndose quizá ya algo molesto para los padres que nos atenderan bien siempre, y merecen tener su espacio y tiempo para que puedan hacer lo que les gusta con sus tiempos. Todo eso no han sido prestados por sus padres o quien sea, sino son fruto de su trabajo, dedicación, ahorro y sacrificio. Algo que nuestra generación  debemos imitar para asegurar nuestro presente y futuro y es mucho más útil y cómodo que el estar dependiendo siempre de asistencia para vivir bien y sin dilemas. 

Ciertamente pueden surgir luego de  seguir siempre dependiendo de quien o lo que sea, porque al tener este ritmo de vida y carecer de independencia, autonomía y libertad no construiremos la seguridad que a nuestros padres les ha brindado su trabajo. El mismo que  nunca lo hubieran hecho bien si no confiaban en sí mismos o se encontraban dependiendo de lo que sea que les pueda dar de comer, estar aseados y vestidos. Acciones que tienen poco o ningún costo si contamos con las herramientas básicas para hacerlas una realidad.

 Hoy día las estadísticas muestran que la riqueza está disminuyendo y los millennials están peor desde el punto de vista financiero que las generaciones anteriores a ellos y es probable que seamos “ la primera generación de hijos que no superará en eso a sus padres”.