Desde hace más de 30 años, el doctor José Arias impulsa investigaciones en el área de la psiquiatría infantil, un tema desafiante en el Paraguay, pero apasionante desde su perspectiva.
El compromiso con su labor durante ese tiempo, hizo que la Sociedad Estadounidense de Psiquiatría Hispana, en inglés The American Society of Hispanic Psychiatry (ASHP), le hiciera llegar un reconocimiento y hoy lo motiva aún más a continuar dedicando su tiempo a esta población tan necesitada del Paraguay.
El doctor afirmó que existen pocos psiquiatras en el país que trabajan con niños y adolescentes, al igual que también una limitada cantidad de espacios formativos en el campo. Además, estos profesionales están fragmentados, no hay cooperación interna ni trayectoria gremial democrática.
“Me he mantenido investigando y produciendo con rigor mediante la comunicación con profesionales de otros países y del interior de Paraguay y pensamos seguir armando así el futuro. Este enlace con colegas en Estados Unidos es un valor y estímulo para que más latinos podamos seguir publicando allá, ya que hay una gran población hispana y la mayoría de los textos son bilingües”.
EL MAYOR DESAFÍO
El mayor desafío de ser psiquiatra en Paraguay, a decir del doctor Arias, es la poca recompensa. Cuando algún profesional del país guaraní va a hacer charlas a Europa o Estados Unidos se nota el prejuicio de que en “Paraguay no se puede pensar, ni producir”.
“Si estás en el país significa que no eres valioso porque no hay continuidad en el rubro, sobre todo con el tema de niños y adolescentes, el país debe tener un compromiso mayor por la gran cantidad de esta población que tenemos y casi no cuentan con asistencia”.
Continuó diciendo que somos el país que menos servicios tiene en este sentido y hay una gran necesidad de hacerlo porque casi todas las enfermedades mentales empiezan en la adolescencia.
“Los niños y adolescentes están abandonados y la respuesta que encuentran siempre es la sanción”, acotó el psiquiatra.
Destacó que esta población recibe gran presión para que consuman alcohol y hasta que no se tenga un empresariado más generoso que cuide la salud de la población, no va a existir un cambio.
Para el especialista, en la adolescencia es el momento en el cual existen más posibilidades de corregir las deficiencias de la infancia, pero son abandonados, la familia no logra manejar situaciones con drogas, alcohol, ansiedad y la mayoría de los profesionales no quieren atender porque no están formados y no hay casi conexiones entre la psiquiatría para adultos y la de adolescentes y niños.
LA POLITIQUERÍA
El doctor Arias, con 65 años, confesó que ya están viendo cómo le van a sacar de los espacios donde trabaja para poner en su lugar a una persona de X partido o color, y no se trata de ser rojo, azul, amarillo o multicolor, sino de que hay una grave dificultad para cooperar entre todos.
“En el Paraguay hace falta una psiquiatría democrática. Muchos de mis colegas en otros países siguen siendo docentes, no conozco otro lugar donde te quieran tirar al río como aquí”.
Agregó que el país requiere de gente cada vez más formada y eso implica con mejor salud integral, jóvenes que no sean violentos, que respeten a los demás, con un enfoque más integral, que no sea solo el “ñemotavy” que siempre ha caracterizado.
EL HOSPITAL
En cuanto a las condiciones del Hospital Psiquiátrico, señaló que hace un tiempo tuvo problemas con unos chicos que mantuvieron encerrados en unas pequeñas jaulas, entonces hubo denuncias de organismos internacionales de derechos humanos y cerraron la unidad de infancia y adolescencia.
“El Hospital Psiquiátrico se va cerrando cada vez más sobre sí mismo. También hay políticas antidemocráticas que generan servicios de baja calidad y uno consigue poco apoyo para sostener una actitud crítica hacia ese tipo de funcionamiento basado en el control y la persecución”.