El Banco Mundial, la Unicef y la Unesco analizaron los efectos de la pandemia en la educación latinoamericana, mostrando un escenario de retroceso de 10 años. En Paraguay, analistas observan una puerta para incrementar el analfabetismo, si no se trabaja sobre el problema.
El estudio elaborado por las organizaciones internacionales hablan de porcentajes catastróficos que posicionan a Paraguay como el país sudamericano con peores porcentajes debajo del nivel de lectoescritura y matemáticas: en 6to grado, 81% de los estudiantes tienen un bajo nivel en lectura, mientras el 94% cuenta con un bajo nivel en matemáticas.
Con estos datos, el informe destaca que las pérdidas de aprendizaje observadas tras la pandemia podrían costar a los estudiantes de hoy una reducción en sus ingresos del 12% a lo largo de su vida.
“Actualmente con el modelo educativo ya tenemos una gran cantidad de analfabetos funcionales, no interpretan lo que leen y no pueden escribir lo que piensan. Ahora, en los nuevos contextos, requerimientos e innovaciones en todas las áreas, con este modelo generaremos analfabetos funcionales básicos, pero también infoanalfabetos: quienes no sabrán interpretar la información que reciben para transformar su entorno”, destacó el Dr. en Educación Superior, Jorge García Riart.
Dr. Jorge García Riart
El experto destacó que finalmente eso incidirá en el campo laboral, en las empresas y en el Estado, perdiendo así más competitividad, con la cual ya no contamos, pues en educación y producción de conocimiento no generamos competencia a decir del Dr. García Riart.
“Nosotros nunca avanzamos en educación y con la pandemia en realidad retrocedimos. El modelo educativo necesita ser actualizado indiscutiblemente; perseverar en lo memorístico y solo para competencias locales, no nos permitirá avanzar a la comprensión global en educación que se está exigiendo”, sentenció.
Para mejorar este factor, el especialista apuntó de manera directa a que se ponga mayor énfasis a una educación transformadora, lejos de la “transformación educativa” pregonada. Con esto observó como clave para el futuro la necesidad de enseñar y aprender a evolucionar el entorno en el cual estamos, haciéndolo más competitivo y sustentable.
SIN RESIGNACIÓN
La rectora de la Universidad Autónoma de Encarnación (UNAE), Dra. Nadia Czeraniuk, sentenció que no es necesario que el Banco Mundial nos diga lo que ya sabemos hace años, pues ella misma lo comprueba porque en el Interior los niños de Itapúa no hacían actividades al no contar con las posibilidades suficientes.
Dra. Nadia Czeraniuk
“Nos queda pensar en qué se hace, pero primeramente se debe aceptar la realidad. No todo depende de infraestructura o simplemente mejorar las capacitaciones de los docentes, sino también en la propia calidad educativa, es una cuestión estructural y tiene que ver con las políticas públicas y la inversión, así como también recibir ayuda internacional”, destacó la Dra. Czeraniuk.
Con respecto a los ingresos financieros que podrían verse reducidos en un futuro, señaló que coincide con la teoría del capital cultural, pues a mayor años de estudios mejora el capital.
Sin embargo, la experta ahondó en esa realidad, aseverando que en nuestro contexto social, luego de la pandemia, la cantidad de años de estudio tampoco resultan una garantía total, pues muchos estudiantes pasaron de curso sin haber aprendido a leer, escribir o comprender.
“Esto sin mencionar la enorme deserción en todos los niveles, disminuyendo aún más el acceso a un trabajo de calidad. La competencia también será desigual y diferente, para quienes sí tuvieron la posibilidad de acceder a una buena educación”, contó la rectora de la UNAE; no obstante, afirmó no resignarse con el mantenimiento de estas falencias, pues dichas problemáticas pueden cambiarse si se utilizan los recursos disponibles, junto con la ayuda internacional.
Habló así de un operativo social y económico, en el cual no solo debe exigirse un trabajo interinstitucional, sino también un mayor involucramiento de todos los estamentos del país, afirmando que los cambios determinantes no se encuentran de manera exclusiva bajo la responsabilidad del Gobierno o el Ministerio de Educación.
