Según declaraciones del fiscal ambiental de Boquerón, “se tiene que restringir un poco más, dar menos licencias, estudiar una ley de deforestación cero para el Chaco”. Le faltó decir, señor fiscal ambiental de Boquerón, “cerremos el Chaco y tiremos la llave”.
El fiscal habló de “la tala de árboles y quema con intención de desmonte”, expresión que bajo la introducción anterior, sugiere una actitud deliberadamente violatoria de la ley forestal nacional 422 por parte de los chaqueños al practicar sus actividades agropecuarias.
¿Acaso no están permitidas las quemas controladas? El artículo 2 de la ley 4.014 las autoriza, ya que habla de las “quemas prescriptas”, o sea, la técnica de encendido efectuada bajo condiciones tales que permiten suponer que el fuego se mantendrá dentro de un área determinada.
¿Hay una autoridad de aplicación de esta ley? Claro, son los municipios. ¿Están solos en esa tarea? En absoluto. La ley de manejo del fuego ha creado una unidad especializada llamada “Red paraguaya de prevención, monitoreo y control de incendios", coordinada por la Universidad Nacional de Asunción, a través de las facultades de Ciencias Agrarias, Ciencias Exactas y Naturales junto con las instituciones públicas y privadas relacionadas con la materia.
¿Hay sanciones para el infractor? Sí, multas de hasta Gs. 840 millones según las dimensiones de las quemas no autorizadas. Entonces: habiendo instrumentos legales de habilitación de quemas prescriptas, existiendo un crecido número de instituciones que deben participar de su control y monitoreo y marco punitivo suficiente para los infractores, las quemas autorizadas siguen siendo un instrumento útil a los efectos de un aprovechamiento correcto de los recursos naturales del Chaco.
Y el que rompe, paga. ¿No será, como se dijo en el Plan Nacional de Manejo Integrado del Fuego patrocinado por 15
instituciones públicas y privadas en 2011, que hay “falta de ejercicio de las autoridades para aplicar las medidas legales por desconocimiento o falta de voluntad política”?.
Sí, decimos nosotros. Ambos, desconocimiento y falta de voluntad política. Es más fácil prohibir y sentarse a holgazanear. Y de paso, fabricar obstáculos para vender soluciones. Todo, menos trabajar, que es lo que corresponde.
Lo de siempre.
