El expresidente de la República y líder del Movimiento Honor Colorado de la Asociación Nacional Republicana (ANR), se mandó una verborragia llena de necedades al naturalizar el tráfico de influencias en la práctica política criolla.
“Tráfico de influencia. El dirigente que no hace tráfico de influencias no es dirigente político. “Conseguíme una cama, por favor veme…”, pea tráfico de influencia. Si es por hacer el bien, sigan haciendo tráfico de influencias, cuando sea para servir a colorados y a no colorados”, arremetió el ex mandatario casquivano.
Sobre estas expresiones opinó el reconocido profesor y politólogo Hugo Duarte, quien en primer lugar indicó que no comprende las intenciones reales del juego de palabras del líder del movimiento Honor Colorado, y además remarcó que trata de minimizar un acto penado por las leyes nacionales.
“La acción es para mí lamentable, desde todo punto de vista, porque intenta legitimar un discurso que en cierta forma minimiza el impacto delictivo que tiene esa práctica, que no se usa solamente para ayudar al pueblo, sino que también se utiliza para conseguir contratos con el Estado, para manipular licitaciones, para ubicar afines en lugares privilegiados, conseguir becas para parientes en detrimento de otro sectores sociales que necesitan más”, comentó Duarte a Radio Libre.
El entrevistado hizo hincapié en que el tráfico de influencias se engloba en una serie de costumbres viciadas en los procesos, que no es solamente y únicamente el bien común, sino es una práctica que atenta contra la institucionalidad de la República y el Estado de Derecho.
El analista político remarca que no se puede utilizar este tipo de expresiones de manera ligera, porque se trata de un hecho que tiene consecuencias penales dentro del Código Penal.
“En verdad a mí me gustaría también preguntarle al señor Horacio Cartes cuáles fueron las verdaderas intenciones de ese juego de palabras que utilizó, porque hay que entender que el concepto tráfico de influencias es una figura penada por el Código Penal Paraguayo y no se puede con mucha liviandad estar instando a la gente, a los actores políticos a naturalizar esa costumbre o ese comportamiento”, manifestó politólogo.
ANTECEDENTE
Hugo Duarte agregó que actualmente los actores políticos tienen poca rigurosidad conceptual al momento de comunicar, y eso genera este tipo de expresiones desacertadas.
“Yo creo que también fue una licencia poética de muy mala concepción, que tiene que ver con cierta tendencia que prima en la comunicación política hoy en día donde no hay mucha rigurosidad conceptual”, explicó el analista político.
Así mismo, destacó que las expresiones de Horacio Cartes también llevan a la lectura de que dentro de la ANR hay un extraño sentimiento de añoranza al régimen stronista.
“Las personas solamente tratan, y en especial dentro del Partido Colorado donde la figura del poder es siempre dominante, la gente trata de congraciarse con un grupo político conservador que en cierto modo parece también tener nostalgia de un modelo político oprimido, antiguo, donde para solucionar problemas personales de distintas índoles uno necesitaba estar apadrinado por alguien”, planteó el entrevistado.
Además, remarcó que en el caso particular del expresidente colorado, las licencias que se quiere dar durante sus exposiciones públicas normalmente no son muy eficientes.
“Ya nos mostró una vez siendo presidente donde ofreció a empresarios brasileños a “hacer uso y abuso del país”, supuestamente tratando de congraciarse con la idea que para cualquier fin pueden utilizar al Paraguay dentro de un plan de inversión. Estas especies de parábolas que quiere hacer-si se puede utilizar el término- generalmente le salen bastante mal, porque primero hay que tener cierto nivel de análisis contextual para eso y ubicarse un poco en la posición y en el lugar que uno ocupa”, puntualizó finalmente Hugo Duarte.