Cada año se extinguen miles de especies en el mundo, muchas de las cuales cumplen funciones que son importantes para la conservación de los ecosistemas nativos de los países. En el caso de los mamíferos, por ejemplo, la Lista Roja Mundial de Especies Amenazadas de la UICN alerta que casi uno de cada cuatro mamíferos se encuentra amenazado de extinción en su medio silvestre.
A nivel regional, en América del Sur, de las 1.282 especies de mamíferos evaluados por la UICN, 200 se encuentran amenazados en las categorías “En Peligro Crítico”, “En Peligro” y “Vulnerable”, incluidos el pecarí del Chaco (Catagonus wagneri) y la nutria gigante (Pteronura brasiliensis), consideradas como amenazadas en Paraguay.
Según un estudio publicado en el Libro Rojo de los Mamíferos de Paraguay, de las 179 especies evaluadas, teniendo al tapiti Sylvilagus brasiliensis y al Dasypus septemcinctus como especies no evaluadas, 29 fueron catalogadas como datos insuficientes, esto significa que la información disponible sobre estas especies en el país es tan escasa que no se puede definir cuál es su estado de conservación a nivel nacional.
Esto resalta la importancia de la investigación en mastozoología para poder tomar decisiones de conservación, ya que, sin investigación científica, es imposible trazar acciones de conservación prácticas y fiables a nivel nacional y regional.
Por otro lado, 118 especies fueron catalogadas como preocupación menor debido a que son consideradas especies comunes. Sin embargo, es de conocimiento que en la mayoría de los casos sus poblaciones están disminuyendo debido a la reducción constante de hábitat natural y a la cacería ilegal.
Tres especies fueron categorizadas como casi amenazadas, como el Leopardus pardalis (ocelote) debido a que se observa una reducción en los registros y observaciones a causa de la pérdida y fragmentación de hábitat, Euryoryzomys russatus (rata colilarga acanelada), esta especie es típica de selvas costeras bajas y selvas siempre verdes y semideciduas que son ambientes que han sido drásticamente reducidos durante el último siglo, y Callicebus pallescens (mono tití del chaco, ka’i ygau) por el fuerte proceso de desforestación que sufre el Chaco paraguayo.
Frederick Bauer, director de Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), afirmó que en Paraguay hay 200 reptiles de los cuales 50 están protegidos porque tienen categoría de amenaza, asimismo, mencionó entre los mamíferos amenazados de extinción al tapir, cuya situación está dada por la pérdida, degradación y fragmentación de su hábitat y por la cacería furtiva.
“El tapir tiene una afectación de hace mucho tiempo y sus crías no nacen cada año como otras especies, sino cada 2 o 3 años. También las quemazones y la tala indiscriminada afectan a la conservación de las especies y para frenar esto se requiere una conciencia de parte de toda la sociedad”, enfatizó.
Agregó que si una especie protegida está amenazada, las personas involucradas en algún hecho contra ella pasa por un proceso administrativo y se determinan ciertas multas, pero sí está en peligro de extinción va a un proceso judicial avalado por las ley de Delitos Ambientales.
ACCIONES
Por otro lado, Darío Mandelburger, director de Protección y Conservación de la Biodiversidad, destacó que el desarrollo de las acciones productivas incide en la desaparición de los ecosistemas donde se encuentran las especies. Una de las acciones a tomar es la creación de territorios de conservación que son los parques, pero tenerlos implica un amplio costo.
“La consideración principal es que la producción se realice, pero que se tenga en cuenta el valor de la conservación. Vemos la necesidad de crear corredores biológicos y lugares amplios para mantener estos ejemplares, además de la actividad educativa y el cumplimento de las normativas legales, la Ley de Vida Silvestre, Delitos Ecológicos, de Evaluación de Impactos”, explicó Mandelburguer.
Finalmente, acotó que si no se hacen los inventarios viene el desarrollo y no se sabe que especies se tienen y cuáles se tenían. “La perturbación originada por ruidos y emisión de gases, bajó casi a un 50% por el hecho de que la ciudadanía quedó confinada en sus casas, la fauna lo percibió y muchas aves y mamíferos retornaron a su espacios originales”.
