El buque petrolero se inclinó hacia un costado frente a una costa remota de Venezuela y desató renovados llamados internacionales para que se impida un derrame colosal de proporciones históricas.
Después de años de abandono, el FSO Nabarima, un monstruo oxidado de la petrolera venezolana Pdvsa que transporta más de un millón de barriles de crudo pesado, se encuentra en un peligroso estado de deterioro.
A pesar de que se desconoce la magnitud de los daños, si no es reparado pronto podría hundirse y desencadenar un desastre ambiental gigantesco, contaminando las aguas azul turquesa a lo largo de las costas venezolanas y de varias naciones vecinas del Caribe, aseguran expertos marítimos y críticos del régimen de Caracas