El índice global de brecha de género, elaborado por el Foro Económico Mundial, establece en sus indicadores que un porcentaje del 100% significa paridad total entre géneros y un 0% disparidad completa. A nivel global, la desigualdad entre hombres y mujeres asciende al 68%. En Latinoamérica, este número alcanza el 73%.
Por los altos niveles de desigualdad a nivel mundial, se necesitarán unos 132 años de transformación para alcanzar por completo la paridad. En Latinoamérica, con las tasas actuales, se requerirá de 67 años de labor para lograr la igualdad.
De acuerdo a esta métrica, con la que se elaboró un ránking mundial, Paraguay se encuentra ubicado en la posición 80, de 146. Esta distancia de la paridad se debe principalmente a la escasa participación y representación de las mujeres en el escenario político.
Las desigualdades de género se sustentan en estructuras sociales de base históricas y culturales, que pueden ser transformadas para eliminar las condiciones que afectan negativamente la vida de las mujeres, reduciendo sus capacidades y limitando sus proyectos de vida, enfatizó el estudio.
Las brechas de género también inciden en el bienestar de toda la sociedad, ya que afectan el desarrollo socioeconómico y restringen el ejercicio de los derechos y libertades políticas. Por este motivo, garantizar el aumento del liderazgo y la participación de las mujeres en la vida social y política, así como la creación de condiciones para la eliminación de la violencia y la promoción del empoderamiento de las mujeres se convierten en estrategias necesarias para poner la paridad en la mira de las políticas públicas.
La escasa representación y participación de las mujeres en la esfera política constituye uno de los factores que acentúa la brecha de género en el país, analizó Foro Económico Mundial.
Además de los estereotipos culturales, que señalan que las mujeres no tienen capacidad de liderazgo, existe oposición desde el interior de los partidos políticos a admitir o fomentar la inclusión femenina en este sector, analizó la politóloga Rocío Duarte.
“Independientemente de los estereotipos, los integrantes de estas agrupaciones políticas no quieren la participación femenina por una cuestión de cálculos racionales. Simplemente, porque son quienes se están aprovechando en este momento de las ventajas que proporciona el Estado. No les conviene que pasen a ser mujeres, más aún debido que al analizar la gestión de las mujeres políticas, la lideresas han demostrado que efectivamente tienen mayor capacidad y planes”, manifestó.
Duarte señaló que si bien hay un avance notable en la formación y la visibilización de la capacidad que tienen las mujeres para el ámbito laboral, la vulnerabilidad de los derechos laborales en Paraguay remarca la brecha entre hombres y mujeres.
“En Paraguay, los derechos de la población trabajadora tiene mucha debilidad. Entonces, muchos sectores productivos del país evitan contratar mujeres pensando en el riesgo de la maternidad y el tener que dispensar de ellas por algunos cuántos meses. Esa es una práctica informal”, relató.
En esta misma línea, la politóloga añadió que al limitado acceso a puestos laborales, también se suma la brecha salarial entre hombres y mujeres.
“En este aspecto hace falta mejorar en un sentido más amplio el garantizar los derechos laborales en nuestro país”, enfatizó.
Teniendo en cuenta que la brecha de género se construyó sobre una base cultural, Duarte recordó que resulta fundamental avanzar hacia la “valoración de las mujeres como creadores, productores y lideresas políticas”.
Más aún cuando la violencia afecta de forma desproporcionada a las mujeres, es importante adoptar una actitud de respeto entre pares, señaló la politóloga.
“Hay que reconocer, en este aspecto, lo que está pasando en la competencia electoral en Paraguay. Se percibe que entre las mujeres hay apoyo, se manifiesta un sentido de colaboración, incluso entre representantes de ideologías muy distintas.Hay que valorar y promocionar esto”, concluyó.
Rocío Duarte, politóloga.