De acuerdo a un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), titulado “Diversificación de la estructura de la escuela secundaria y segmentación educativa en América Latina”, Paraguay cuenta con el 21% de estudiantes matriculados en el sector privado, mientras que Chile lidera la lista con 62%, seguido por Venezuela con 31,1%, Perú con 27% y Ecuador con 26%.
Los datos cuantitativos permiten precisar la relevancia de dos mecanismos tradicionales: el sector público y el privado. Respecto del primero, la Cepal destacó el peso del ámbito privado en relación con la capacidad de integración de un sistema con oferta común.
Al respecto, las entrevistas dentro del informe enunciaron que las personas con más recursos económicos se encuentran casi exclusivamente vinculados a la educación privada. Esto porque tienen cómo elegir, cuando las familias carenciadas no cuentan con esa posibilidad.
Así, el informe destacó que el sector privado configura un circuito de escolarización específico y, así también, se encuentra relacionado con una connotación directa de un mejor nivel académico u oportunidades estudiantiles más desarrolladas.
EDUACIÓN PRIVADA EN PARAGUAY
Teniendo en cuenta algunos datos brindados por Luis Fernando Ramírez, miembro del consejo directivo de la Asociación de Instituciones Educativas Privadas del Paraguay, un mínimo porcentaje de estudiantes desertan sus estudios en una institución privada. Haciendo un comparativo de los jóvenes matriculados y la cantidad de egresados tanto en la secundaria inferior, como en la superior, el porcentaje prácticamente se mantiene, siendo unas mínimas excepciones quienes no logran hacerlo.
“El ligero abandono que se registra es debido a cuestiones laborales. Por ejemplo, un joven que pasa al bachillerato y comienza a trabajar a la par, probablemente siga manteniendo esta actividad extracurricular hasta que termina dejando el colegio por falta de tiempo para equilibrarlo con su trabajo”, indicó Ramírez.
Así también, mencionó otros casos particulares como el traspaso de los jóvenes al sector público o la falta de espacios para volver a matricular al estudiante en el colegio. Sin embargo, el abandono registrado en los sectores públicos es mucho mayor.
“Existe cierta diferenciación entre ambos sectores, pero radica esencialmente en el pago porque el ámbito privado consiste en un servicio pagado, haciéndolo obligatorio y convirtiéndolo en un aspecto esencial para los chicos y los padres”, manifestó el profesional.
En este aspecto, también resaltó un factor primordial que no está solamente relacionado con las características económicas de las familias, sino también con el grado de estudio de los padres, pues mientras más hayan avanzado académicamente, mayores exigencias tendrán a la hora de pedir que su hijo culmine su colegio y posteriormente siga una carrera universitaria.
“Las condiciones en que los padres motivan el crecimiento académico de sus hijos resulta muy importante, agregándole también los aspectos culturales y socioeconómicos que le quitan el atractivo a las instituciones públicas”, dijo Ramírez.
El miembro directivo señaló también que el nivel de incentivo y los ánimos en un colegio privado son diferentes porque se encuentran directamente ligados con el pago de los padres por una educación privada, debido a que estos tienen altos estándares y expectativas para que su hijo termine el colegio.
“Los padres recurren más a colegios privados por la calidad de las infraestructuras, las especialidades encontradas en cada institución, la calidad de los libros, el equipamiento tecnológico, etc. En lugar de fijarse netamente en la enseñanza impartida en los centros educativos, los padres piden más aspectos visibles para evaluar la educación”, sentenció el profesional.
Así también, Ramírez aclaró que no es un elemento contundente afirmar una mejor enseñanza en un colegio privado porque al mirar las estadísticas de aprendizaje, veremos que no existe tanta diferencia con el sector público. Sí existe otra manera para instruir a los estudiantes, aspecto inherente a la realidad sociológica de las instituciones.
“Una escuela no puede enseñar de manera diferente al de su contexto: si la institución se encuentra en un entorno empobrecido, sus resultados también serán de la misma manera. La educación es un contexto cultural y en ese sentido no definimos a uno mejor o peor que otro, pues se encuentran en realidades muy diferenciadas”, concluyó Ramírez.