Sí Sr. Presidente. Llegó la hora de poner las cosas en su lugar. Cuando aún no hemos salido de la epidemia de dengue que abarrota hospitales y manda gente al cementerio, su Gobierno sigue regalando a manos llenas plata que va a necesitar muy pronto para enfrentar otra epidemia, esta vez mutada en pandemia, el coronavirus. ¿O acaso no está viendo lo que pasa en Europa? Italia cerrada a cal y canto, la policía suiza recorriendo las calles recomendando a la gente no salir de sus casas, los “vuelos fantasmas” con aviones vacíos, supermercados asaltados como si fuera a estallar la Tercera Guerra Mundial… Un clima, casi, de invasión extraterrestre.
Quitemos por un momento al tema la costra de miedo y pánico que lo cubre hoy. Y veamos lo que va a necesitar el sistema de salud cuando los casos, contados hasta ahora, comiencen a multiplicarse. Habrá que disponer de pabellones enteros, aislados y asépticos, donde tratar a los enfermos, equipo operativo para los médicos y enfermeras y más unidades de terapia intensiva para los casos graves. También se deberán destinar móviles con médicos o paramédicos que ayuden a examinar casos sospechosos en sus propios hogares, tal como se ha dispuesto. Habrá que multiplicar las compras de insumos, materiales y medicamentos apropiados para enfrentar esta amenaza que está poniendo de rodillas a países con una medicina y una salud pública mucho más avanzada que la nuestra.
Tenga por seguro, Sr. Presidente, que su presupuesto de salud no le va a alcanzar para enfrentar lo que se viene. Sin embargo su Gobierno sigue empujando hacia arriba el gasto. Su propio Ministro de Hacienda informó que a fines de febrero pasado el gasto salarial subió un 7,8% . ¿Qué piensa hacer? ¿Seguir rentando como príncipes a burócratas que cobran bonificaciones, horas extra, ayuda alimenticia, viáticos y adicionales mientras la gente hace cola para retirar un antifebril? ¿Va a seguir pagándoles a un montón de parásitos el colegio de sus hijos y sus vacaciones de lujo mientras faltan camas para internaciones?
Ya dio el primer paso, Sr. Presidente. Tomó medidas que sorprenden en países vecinos por su oportunidad y profundidad. Pero no se quede a mitad de camino. Declare emergencia, mueva el presupuesto, arranque privilegios inmerecidos a un montón de vividores del Estado y derive ese montón de recursos a los gastos extra que le va a plantear el coronavirus.
De Ud. depende, Sr. Presidente.