Nuestro cuerpo necesita ser cuidado para su buen funcionamiento con una buena alimentación e hidratación. De allí, surge la imperiosa necesidad de seguir ciertos hábitos por unos más saludables para una mejor calidad de vida.
La Dra. Sandra García Destefano, nutricionista, comentó sobre la importancia de una dieta sana de verano “refrescante”, que implica ingerir menos calorías.
“Comer en verano implica adaptar la dieta a un menor consumo de energía y debemos incluir en ella alimentos con importantes cantidades de vitaminas, minerales, antioxidantes y agua. Con esto ayudamos a reducir la temperatura corporal”, añadió la especialista.
Con el verano también vienen las vacaciones, eso supone cambios de rutina diaria favoreciendo una alimentación “caprichosa y descuidada”.
Es importante cambiar el comportamiento respecto a los alimentos, ya que en verano las rutinas se modifican y se vuelven desordenadas, como comer en exceso, fuera de horario, se saltan los desayunos y se ingiere más alcohol.
Las grasas en el verano “ocultan su cara” en los helados industriales que son de alta demanda. Lo más aconsejable, según la especialista, es consumir helados frutales o se puede congelar los yogures de bajas calorías y consumirlas como helado.
HIDRATACIÓN
Nuestro cuerpo tiene una composición del 70% de agua, por lo que la mejor hidratación es tomar 2 litros de agua como mínimo al día.
“En esta hidratación no entra el mate, ni el tereré, puesto que las yerbas tienen muchos componentes que hacen que lo volvamos desechar completamente”, indicó Destefano.
Una recomendación que puede ser de gran ayuda en estos meses calurosos es la implementación de ingesta de agua, ya sea con trocitos de jengibre, rodajas de limón o naranja que son bastante refrescantes para el organismo.
Lo más práctico es tener una botella de 500 ml a cuesta e ir tomando durante todo el día y así evitar deshidratarse, que puede conllevar una visita al hospital.