Se cierra hoy una de las semanas más turbulentas del año en materia de temas judiciales con directo impacto político. El caso “Messer- Cartes” está produciendo efectos colaterales cuya evaluación va a llevar un buen tiempo. No es gratis que un juzgado extraterritorial libre orden de captura contra un ex presidente de la República del Paraguay. Es que ese exhorto se inscribe dentro de una de las investigaciones por corrupción, lavado de activos y tráfico de influencias más grande de la historia de Sudamérica. El “Lavajato” se ha tragado más de una investidura presidencial, una ponderable cantidad de legisladores federales y un sinnúmero de actores de la política y la empresa privada del Brasil. Como subproducto de estas investigaciones, muchos mandatos legislativos quedaron virtualmente casados y una larga lista de procesados han ido a engrosar la legión de políticos alcanzados por la ley de ficha limpia que cierra el paso a cualquier candidatura a convictos y ex convictos por delitos económicos con todas sus letales ramificaciones.
Están aún frescas las investigaciones iniciadas en un juzgado de Sao Paulo que puso bajo la mira a bancos brasileños y sus corresponsales paraguayos, uno de ellos, propiedad del ex presidente Horacio Cartes. La inusual exportación de reales a sedes centrales de bancos brasileños dejó expuestas operaciones cuya legalidad está siendo examinada por órganos jurisdiccionales del vecino país. En coincidencia, y en investigaciones paralelas, la Receita Federal tiene bajo vigilancia la caudalosa corriente de cigarrillos de origen paraguayo que inunda los circuitos comerciales brasileños y que son, precisamente, la fuente de origen de esa masa de moneda brasileña que retorna a su origen para transformarse en dólares. Y estamos hablando de centenares de millones de la divisa norteamericana en operaciones que tienen preocupados a los organismos internacionales encargados de monitorear la legalidad de estos movimientos. Uno de ellos, el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT) ha iniciado en nuestro país –prácticamente en coincidencia con el escándalo Messer- un proceso de análisis durante el cual medirá la efectividad en la aplicación de los protocolos para el combate al lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.
Lo que se dice, una semana movidita.