¿Tomarlo con humor? ¿Y si intenta ponerse a trabajar para destrabar el maldito tema de la llegada de las vacunas? Si tiene tantas ganas de organizar una quiniela, el Sr. Acevedo debería abandonar la Cancillería y bajar a la sentina en donde se mueve la mafia de los juegos de azar. Es probable que allí entiendan su “humor”… Aunque le advertimos que en ese terreno de los juegos de azar, la gente apuesta fuerte, no se anda con chistes cuando pelea concesiones y su cuota parte en el negocio negro más grande del mundo.
Pero si por desgracia permanece en su cargo, intente -por lo menos inténtelo- parecer un ministro. Con más de 200.000 infectados, 4.000 fallecidos, hospitales desbordados con médicos y enfermeras sobrepasados en todo lo que pueden hacer, los paraguayos no estamos en condiciones de ponernos “en modo humor” sólo porque un ministro chistoso no tiene nada importante que informar e intenta convertir una rueda de prensa en una sesión de chascarrillos.
El Presidente Abdo Benítez no tiene mucha suerte con sus cambios de gabinete. ¿A dónde va a buscar los candidatos?. Porque están, por ejemplo, los viajeros del tiempo: “Quiero que mis hijos puedan vivir en una ciudad parecida a la que yo viví”… decía el hoy jefe del MITIC. También los soberbios: “Me resbala” espetaba el titular del MOPC ante alguna crítica. Están los dicharacheros, como el ministro de Salud quien dijo que iría a buscar vacunas “en Siberia o Tanganyka” si fuera necesario. Y ahora tenemos un humorista que olvidó que ya no está en una mesa de periodistas haciendo gala de su floreo verbal sino al frente de un ministerio que requiere resultados, no joda.
Y tratándose de las vacunas contra el COVID-19, esos resultados dependen exclusivamente de la capacidad de gestión del Gobierno. Intentar desviar la responsabilidad hacia un oscuro representante de una organización internacional es repetir la conducta infantil del que culpa a ajenos por errores propios.
Nadie está diciendo que gestionar y conseguir vacunas en medio de una pandemia y con 200 países haciendo lo mismo, sea cosa fácil. Todo lo contrario. Es un desafío extremo y por eso mismo es imperativo convocar a los mejores talentos científicos, diplomáticos, empresarios y, sobre todo, políticos con expertís y liderazgo.
Con chapetones y cómicos de la legua no iremos a ninguna parte.