Si fuera cierto que no estamos recibiendo vacunas de China porque no tenemos relaciones diplomáticas, habría que sacar a varios del Gobierno a patadas en el trasero. Le compramos desde cuchillos hasta celulares, ¿no le vamos a poder comprar vacunas?
Un representante del sector privado dice que si se contara con los papeles oficiales, para el mes que viene aterrizarían en Asunción 14 millones de dosis de la vacuna Sinovac. Pongámosle una ficha a esa posibilidad. Eso significaría que para mediados de año estaríamos en condiciones de tener inmunizados, por lo menos, a dos de los grupos de riesgo más vulnerables, el sector médico, y los adultos mayores de 70.
Una vez más estamos ante una nebulosa de gestión pública. Mientras aquí lo único que se escucha del Gobierno es que no tienen oferta firme alguna, que la cámara china esto, que la cámara china lo otro, alrededor nuestro bullen las vacunas. ¿Y cómo? Dejemos a un lado al mejor de la clase, Chile y veamos otros.
Uruguay ya recibió 192.000 dosis de CoronaVac del laboratorio chino Sinovac, con las que ya fueron vacunadas unas 125.500 personas. Además, recibieron 50.000 dosis de Pfizer que permitirán terminar de inmunizar el personal sanitario. Bolivia ya aplica 500.000 dosis de Sinofarm llegando hasta ahora a 195.000 vacunados, unos 50.000 en segunda dosis. En Ecuador, el Gobierno autorizó a los municipios a hacer sus propias compras, dada la lentitud conque se mueven los mecanismos centrales. Hasta Venezuela, casi por completo fuera del radar epidemiológico sudamericano, acaba de recibir 500.000 dosis de inmunizantes de Sinovac.
¿Y nosotros? Como siempre, haciendo papelones, dando la nota de incapacidad y sólo emitiendo estúpidos informes y declaraciones que nos ponen al fondo de los países que peor están defendiendo a su población de la pandemia. Sólo Haití, por razones culturales, y Cuba, por cuestiones políticas, nos superan en retraso en cuanto a vacunación anti COVID19. Mientras otros vacunan, nosotros…
Sr. Mario Abdo Beníte: Célcese los guantes, haga a un lado a la caterva de ministros inútiles que lo rodean y haga lo que hicieron Sebastián Piñera en Chile y Benjamin Netanyahu en Israel: llamar diez, veinte o las veces que sea necesario a los jefes de laboratorios para conseguir las vacunas.
Póngase la campaña al hombro o esto se va al diablo.
No pierda más tiempo.
