Poco después de concretarse el enroque ministerial jugado por el Presidente Abdo Benítez, el flamante Canciller de la República se entregaba, durante una entrevista televisiva, a algunas definiciones muy curiosas, propias del ahora exministro del Interior. «Esas son las desventajas del estado de derecho» argumentó Euclides Acevedo cuando le preguntaron cómo combatir la corrupción sistematizada en las fuerzas policiales.
«El régimen autoritario tiene demasiadas ventajas para limpiar las cosas… si quiere». Y remachó «En el estado de derecho, aunque vos quieras, no podés, porque tenés que moverte de acuerdo a los códigos del ordenamiento jurídico».
El planteo es interesante y revelador. Dice mucho de una sociedad que en 1995 apoyaba la democracia como forma de gobierno en un 51%, porcentaje que cayó al 40% en 2018 según reporta la Consultora Latinobarómetro.
Aquello de «las desventajas del estado de derecho» sobre las cuales reflexionaba el ministro Acevedo es conteste con otra parte de la encuesta de la consultora cuando pregunta si acaso en algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático. ¿Adivinen qué? Paraguay encabeza el lote de países que optarían por un gobierno autoritario, doblando el promedio latinoamericano.
En pocas palabras, los paraguayos nos movemos dentro de una peligrosa indiferencia por la democracia y con preferencia vergonzante por un retorno al autoritarismo.
Queda meridianamente claro, luego de escucharlo al ex ministro del Interior y actual ministro de Relaciones Exteriores, que estamos inermes frente a la podredumbre reinante dentro de los cuadros policiales en particular y, agregamos nosotros, ante la corruptela en la administración de la cosa pública en general.
Acevedo remarca la necesidad de que la gente denuncie con nombre y apellido los episodios de apriete y extorsión sufridos constantemente por la ciudadanía a manos de verdaderos poliladrones. Ahí se cierra el círculo de la impunidad. Quien va a cometer el suicidio de delatar a un oficial de la policía que lo está chantajeando si sabe muy bien que, tarde o temprano, le van a mandar a algún raterillo a que le ajuste las cuentas.
Acevedo hizo una muy buena crónica del estado de cosas es la policía. Hasta ahí llegó su papel. Para otra cosa no sirvió.
