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Biden de rodillas a China

Aunque muchos prefieran eludir el tema, bien por interés o por no chocar, una verdad del tamaño de la famosa avenida Rivadavia de Argentina, es que la China comunista es el mayor competidor desleal del mercado mundial: robando patentes, inundando el mercado de productos falsificados, sus industrias son unas de las más contaminantes del planeta, aplican la esclavitud y la explotación a sus trabajadores por lo que sus productos son extremadamente más baratos que los producidos en la mayor parte del mundo.

Por ello, el único presidente que fue capaz de decirle a China alto con sus abusos, fue el saliente Donald Trump. Lo cual desató -como era de esperarse- una guerra comercial y una tensión a escala jamás antes experimentada entre ambas naciones.

Infelizmente, para el mundo libre la batalla la terminó ganando Xi Jinping, quien gracias a la trágica situación sanitaria generada en USA por el brote de SARS-CoV2, terminó erosionando el apoyo del electorado al mandatario republicano.

Ahora con Trump fuera de la Casa Blanca y tras la reciente juramentación de Biden, las grandes corporaciones de noticias destacaron como la gran noticia de la semana pasada las 17 órdenes ejecutivas firmadas por el demócrata-progresista, englobando que las mismas eran referidas a la nueva estrategia de gestión contra la pandemia, economía, política migratoria, cambio climático, igualdad racial y LGBT y gestión gubernamental.

Sin embargo, el corazón de lo ocurrido en estos días -como era de suponer- no tuvo el enorme destaque noticioso, nos referimos a dos designaciones hechas por Biden en particular: como director de la CIA a William Burns, un veterano diplomático especialista n Medio Oriente y Rusia, pero el dato relevante es que tiene más de una década de relación con la Fundación de Intercambio China-Estados Unidos, entre otros factores vinculados al Partido Comunista Chino (PCCh).

La otra curiosa designación fue la de Anita Dunn como Secretaria de Prensa de la Casa Blanca según CBS, que no sorprende, pues, trabajó con Biden desde su campaña presidencial e igualmente laboró con la administración de Obama. No obstante, recordamos que Dunn, públicamente dijo que su “filósofo” favorito era Mao, el tirano chino y padre del actual oprobioso régimen autoritario por el que sufren millones de chinos.

En crudo, el corazón de la administración de Biden no sólo está en esos 17 decretos firmados el pasado 21 de enero, que básicamente son reversiones de las políticas adoptadas por su antecesor. Sino en el mensaje entre líneas enviado por Biden sobre lo que será su próximo gobierno, que a juzgar por las designaciones en cargos claves como la CIA y la jefatura de prensa de la Casa Blanca, sin duda permiten sostener que desarrollará una línea soft con el imperio comunista chino, lo cual va a tono con el mismo, tengamos presente sus cercanías personales y de negocios con el gigante asiático.

Nahem Reyes
Nahem Reyes
Doctor en Historia de la Universidad Católica Andrés Bello e investigador asociado del Centro de Estudios de América de la Universidad Central de Venezuela

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