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Traiciones letales

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Los globos sonda son esos graciosos aparatitos que los meteorólogos lanzan a la atmósfera superior para ir midiendo, a diferentes alturas, cosas como la temperatura, dirección y fuerza del viento, humedad, radiación solar, etc. De ahí salen los pronósticos para la vida diaria de las personas, la aeronavegación, la agricultura, etc. Cierto día, un ocurrente politólogo decidió in­corporar el concepto de globo sonda a la política. Y tuvo éxito. Hoy todos hablamos de que algo inesperado que irrumpe en escena y modifica cualquier cuadro partidario, es un globo sonda lanzado para medir la reacción ciudadana.

No hace mucho, un grupo de seccionaleros tuiteó en las redes sociales una catarata de mensajes proclamando la necesidad de reinstaurar la ree­lección presidencial, modificación constitucional de por medio, naturalmente. El procedimiento es bien conocido. Hecho el anuncio, se recoge el retorno, clasificando amigos, enemigos e indiferentes. De una contabilidad rápida puede surgir un diagnóstico crudo: mucha oposición, no es momento para insistir, así que el pro candidato a reelecto debe salir a escena y aclarar: “Yo no he pedido la reelección, he dado mi palabra de que me retiraría una vez terminado mi periodo constitucional…” etc. Esta liturgia se repite en el Paraguay con toda regularidad con cada nuevo inquilino en el Palacio de López.

Los paraguayos hemos desarrollado un an­ticuerpo muy eficaz contra esa enfermedad oportunista llamada reelección. Tres décadas y media padeciéndola nos generó esa arma de defensa. Hemos comprobado a las malas que el poder tiende a corromper y que el poder abso­luto, corrompe absolutamente (Lord Acton).

Y por si perdiéramos la memoria, aquí cerca tenemos un ejemplo nuevito y reluciente. A Evo Morales, mandatario boliviano, no le alcanzaron los dos primeros periodos de cinco años ya que fue por el tercero y se dispone a quedarse hasta 2024. Lo hace en medio de denuncias de fraude, descontento general y movilizaciones de repudio. Una vez más se cumple el principio de que el autócrata termina viviendo en una burbuja, sin percibir que el pueblo está cansado de él y quiere un cambio.

Morales no es la excepción. Hay que seguir de cer­ca este ejemplo que nos ilustra a las claras el efec­to destructivo de traicionar la voluntad popular.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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22-11-24