Unos 2,7 millones de u r u g u a y o s decidían este domingo en las urnas si le renovaban la confianza a la coalición de centroizquierda Frente Amplio (FA) o si el Partido Nacional (Blanco, centroderecha) vuelve al Gobierno después de casi dos décadas.
«Tengo una serena expectativa», dijo Daniel Martínez, el ex alcalde socialista de Montevideo y candidato del FA, quien ha llegado a la contienda con un respaldo de hasta el 43%, según los últimos sondeos. Luis Lacalle Pou, hijo del expresidente del mismo nombre y apellidos y un mismo programa conservador, se encontraba antes del inicio de la votación a unos 15 puntos de distancia.
En tercer lugar se situaba el economista Ernesto Talvi, del Partido Colorado, con hasta el 13% de las adhesiones. El exjefe del Ejército Guido Manini Ríos, la versión uruguaya del brasileño Jair Bolsonaro, peleaba para convertirse en la gran sorpresa. Para ganar en primera vuelta se necesita el 50% más uno de los sufragios. La oposición ya ha anunciado que se unirá detrás de Lacalle Pou para desplazar al centroizquierda.
LOS LOGROS DEL OFICIALISMO
El oficialismo aspira a que los uruguayos sopesen los logros de los últimos 15 años: crecimiento del salario un 60%, reducción de la pobreza del 34% al 8% y mayor inversión en educación. La seguridad es la gran bandera de los blancos y sus aliados hasta el punto de que los uruguayos también debían pronunciarse en una consulta si se crea una Guardia Nacional para combatir el delito y se aplican penas más graves a sus autores, según la prensa internacional.