Un drama tan antiguo como la administración pública en el Paraguay. Ayer de dábamos un “insuficiente” al ministerio de Salud por los enormes vacíos que deja cada año en materia de atención básica de la población, sobre todo en época de pandemia cuando hubo que tirar toda la carne al asador. Que la cartera se lleve apenas un 3% sobre el PIB en materia de recursos aplicados a prevenir, curar y educar sanitariamente a siete millones de paraguayos no llega siquiera a la mitad de los estándares aplicados en gran parte del continente. “Aumentar el gasto en salud pública hasta el nivel de referencia del 6% del PIB implica un compromiso de la sociedad en su conjunto para incrementar el espacio fiscal reservado a la salud en términos de nuevas fuentes públicas de financiamiento, con la búsqueda de la equidad como principal objetivo” recomienda la Organización Panamericana de la Salud, lo cual no deja de ser una meta sensata si tenemos en cuenta que los países miembros de la OCDE –los comúnmente llamados “más desarrollados”- dedican entre el 8 y el 10% del PIB a ese fin.
Pero sería bueno hacer una puntualización al respecto. De nada sirve que el país haga el esfuerzo de llegar a ese 6% como meta si en el camino no mejoramos la calidad del gasto. Si se repasa los salarios pagados en el ministerio de Salud, encontraremos incongruencias enormes. Por ejemplo, un simple bachiller aparece en la planilla de octubre con una asignación total de Gs. 39.000.000, así como suena. Le pagan 4.430.000 como salario básico, 300.000 en subsidio de salud, 1.330.000 de bonificación por responsabilidad, 1.000.000 de remuneración extraordinaria, 1.640.000 de remuneración adicional y otros gastos de personal desglosados en 10 items de 3.100.000 cada uno. Un doctor en medicina y cirugía, a cargo de un servicio, cobra 10.240.000, 9,5 millones salario básico y 400.000 por “labores insalubres”. A su lado, otro bachiller está percibiendo Gs. 14.000.000 por diversos conceptos, entre ellos, pasajes y viáticos por Gs. 7.400.000.
Si se revisa la lista de 16.415 funcionarios de Salud Pública, se verán desbarajustes como éstos repetidos hasta el infinito.
¿Llevar el gasto al 6% del PIB? ¿Para qué, para profundizar el desmadre presupuestario? Sería tirar dinero a la basura. Y no podemos darnos ese lujo.