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Rudel, el piloto que Stroessner admiraba

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Por Cristian Nielsen

Dicen que cuando Hans Ulrich Rudel llegaba al Palacio de López, cualquier otra audiencia quedaba cancelada y el piloto de Stukas de la II Guerra Mundial entraba al despacho de Stroessner sin demora alguna.

En lenguaje moderno se diría que había “mucha química” entre ambos militares. Stroessner ingresó al ejército cuando tenía 17 años. Rudel 20 cuando decidió incorporarse a la Luftwaffe, la aviación de guerra alemana. Ambos desarrollaron su profesión en medio de sangrientos conflictos, el primero como oficial de artillería durante la guerra del Chaco y el segundo como piloto del temible Junker 87 destructor de tanques. 

Todo el mundo sabía que el encuentro entre Rudel y Stroessner tenía ribetes que iban más allá de un intercambio de anécdotas bélicas además de la inocultada simpatía que el presidente siempre reservaba para todo lo que proviniera del Tercer Reich.

Muchas historias, algunas más truculentas que reales, pero que siempre dejaron un regusto a complicidades no del todo desmentidas.

RUDEL Y MENGELE – Rudel se había refugiado en Argentina en 1948 tras la caída del régimen nazi. A poco de establecerse, fundó la denominada Kameradenwerk (camaradería), una organización destinada a ayudar a ex compañeros de armas buscados por crímenes de guerra. La membresía de este grupo era de terror: Kurt Christmann, alto oficial de la Gestapo condenado en ausencia a diez años de prisión; Walter Rauff, inventor de la cámara de gas móvil, que residía en Chile; Josef Mengele, médico de los campos de exterminio nazis, especialista en delirantes experimentos supuestamente científicos en los que murieron miles de reclusos. La lista es larguísima pero basta con estos tres.

Tras la caída de Perón en 1955, Rudel decide abandonar Argentina e instalarse en el Paraguay. Por entonces, Mengele había entrado en el radar del Mossad, el servicio israelí de inteligencia. Usando sus influencias y contactos, Rudel ayudó al “ángel de la muerte” a ubicarse en Brasil. En 1959, Mengele obtiene cédula de identidad paraguaya y luego nacionalidad y pasaporte. La persecución de los israelíes tuvo que ser abandonada en los prolegómenos de la Guerra de los Seis Días, dándole a “médico” un respiro que sin embargo no impidió que años más tarde muriera de un ataque cardíaco.

RUDEL Y YACYRETA – Rudel, al contrario de Mengele, Borman y Roschmann, no era buscado por crímenes de guerra y se movía libremente en el mundo de las altas finanzas como una especie de embajador itinerante de empresas alemanas de alto prestigio, algunas con representantes en el Paraguay.

Según sus biógrafos, Rudel tuvo un papel gravitante como lobista durante las negociaciones entre Paraguay y Argentina para la construcción de Yacyretá, periodo en el cual la consultora alemana Lahmeyer, asociada a grupos argentinos y paraguayos, debía calcular el territorio a ser inundado. Actuando en nombre de la firma alemana, Rudel viajó a Madrid para entrevistarse con Perón, tras lo cual voló a Asunción para mantener “una larga entrevista” con Stroessner y de la cual salió con el acuerdo deseado. 

RUDEL TRAFICANTE – El ex piloto de Stukas jamás se alejó o desmintió dos de sus pasiones: la aviación y la ultraderecha recalcitrante.

Viajó por el mundo como una suerte de representante ad hoc de tres fabricantes de aviones que perduraron aún después de la caída del III Reich: Dornier, Focke-Wulf y Messerschmitt. En tal carácter, actuó como asesor de las dictaduras de Augusto Pinochet y Stroessner, además del gobierno militarizado de René Barrientos en Bolivia. Una investigación de Aníbal Miranda refiere que Stroessner había formado con Rudel una alianza para traficar armas desde el puerto franco de Paranaguá con rumbo a Sudáfrica, cuyo régimen estaba por entonces (años ’70) sometido a un estricto bloqueo.

Rudolf escribió “Piloto de Stuka”, una autobiografía tan llena de minuciosas referencias sobre el manejo del más emblemático de los aviones de caza alemanes durante la II Guerra Mundial, que sirvió de guía al fabricante norteamericano Fairchild-Republic para diseñar uno de los aviones más exitosos de la US Air Force, el A-10 Thunderbolt (“rayo de luz”), recientemente actualizado después de 50 años de servicio.

Si Eichmann inspiró la película “Operación final” y Mengele, “Los niños del Brasil”, aún falta el drama cinematográfico que relate las andanzas de Hans Ulrich Rudel, el piloto nazi que Stroessner admiraba. 

 

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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