La centenaria revista Selecciones solía incluir una sección titulada “La belleza después de los cuarenta”, una especie de rincón de consejos para mujeres dispuestas a no entregar sus armas de seducción pese a haber doblado la curva de las cuatro décadas. Claro que ese encuadre quedó obsoleto hace ya algún tiempo cuando se empezó a hablar de los “nuevos 40” y luego de los “nuevos 50”, cuando mujeres y hombres extendieron sus expectativas de calidad de vida mucho más allá de lo se imaginaba hacia inicios del siglo XX.
Pero ahora se levanta la vara unos palmos más y los “nuevos 60” y aún “70” están empezando a ser una realidad de vida activa y productiva para millones de personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el 2050, uno de cada cuatro habitantes del planeta tendrá más de 60 años. En pocas palabras: la humanidad está envejeciendo a paso acelerado.
Sin embargo, hay quienes hoy miran este fenómeno desde una perspectiva positiva. Según la socióloga argentina Inés Castro Almeyra, existen decenas de nombres para referirse a las etapas de desarrollo de las personas desde su nacimiento (lactante, bebé, niño, púber, preadolescente, adolescente, joven, etc.) pero muy pocas, y a menudo peyorativas, formas de nombrar a las personas mayores de 60 años (adulto mayor, tercera edad, jubilado, etc.). Castro habla, sin filtro, de “los nuevos viejos” e invita a ver “los nuevos 60” más allá de las condiciones de salud o de retiro que habitualmente se ponderan para quienes traspusieron ese umbral. Sostiene que el marbete de “clase pasiva” es absolutamente injusta, desde el momento en que hoy una persona de 60 y aún de 70, disfruta, bajo condiciones de salud razonablemente buenas, de lo mejor de su experiencia y de su conocimiento de la vida.
No es necesario extremar los ejemplos hablando del hiperactivo Mick Jagger (76), la increíble Sofía Loren (85) o el extraordinario Clit Eastwood, quien a sus 89 años acaba de estrenar su último éxito cinematográfico, La Mula. Los “nuevos viejos” son hoy un inexplorado mercado para el trabajo y para el consumo, con aportes productivos y demandas específicas, fenómenos sociales que aún no han sido estudiados en profundidad.
Ni abuelo ni jubilado. Mujeres y hombres de 60 en adelante son hoy activos, despiertos y productivos.