Hoy martes, se cumplen dos años del tiroteo en el festival Ja’umina Fest, un hecho que conmocionó a todo un país por la muerte de la influencer Cristina “Vita” Aranda, una víctima colateral de este atentado. La justicia aún no dictó sentencia para los presuntos responsables que se encuentran detenidos.
Cabe recordar que luego de la actuación del grupo musical mexicano Binomio de Oro en el Anfiteatro José Asunción Flores de San Bernardino, el pánico se apoderó de los asistentes al oírse disparos en la zona de los baños. Estos disparos, dirigidos a Marcos Rojas Mora, también impactaron a Cristina Vita Aranda, quien perdió la vida junto a Rojas Mora en este sangriento episodio.
Testigos relataron que el atacante huyó saltando una muralla hacia un área boscosa, y hasta la fecha, su ubicación sigue siendo un misterio. Además, otras personas resultaron heridas en el incidente, agregando más víctimas a este lamentable suceso.
En febrero de 2022, Alcides Dejesús Villasboa Peralta, alias “Ropero”, y Junior Michael Peralta fueron detenidos y aguardan juicio. Se considera a “Ropero” como el autor intelectual del crimen, supuestamente por un ajuste de cuentas relacionado con el narcotráfico. Ambos, junto a Rojas Mora, serían miembros del Primer Comando de la Capital (PCC).
Junior Peralta, un oficial de policía, presuntamente facilitó la logística para el asesinato, vigilando a la víctima y trasladando al sicario al lugar del evento. La causa fue elevada a juicio oral en marzo del año pasado, pero en mayo pasó al Juzgado de Crimen Organizados de la capital.
Este atentado desencadenó una serie de investigaciones paralelas, revelando una red de tráfico de drogas y armas. El análisis del teléfono celular de Rojas Mora expuso su participación en esta red, que operaba desde Pedro Juan Caballero. Entre los detenidos figuran Jeis Leonardo Urquhart De Lacerda, alias “Yakaré 44”, vinculado al PCC y a la política.
La Fiscalía sostiene que el móvil del crimen fue una deuda por cocaína peruana que Rojas Mora había entregado a Villasboa. El incumplimiento de esta deuda y los conflictos subsiguientes habrían llevado a Villasboa a ordenar la muerte de Rojas.
