El refrán “Cría cuervos y te comerán los ojos”, hace alusión a una característica bastante peculiar de un ave como es el cuervo por ser carroñero, que se alimenta de animales muertos, en que metafóricamente, nos referimos a esta frase cuando observamos ciertas ingratitudes, generalmente en un hijo hacia sus padres “adultos mayores”; luego que se hayan sacrificado, esforzado y brindado lo mejor que podían, sin embargo, sucede que no todos los hijos son agradecidos. No solamente la ingratitud, sino que en algunos de los casos son abandonados, menospreciados e inclusive maltratados.
En tal aspecto, cuando se trata de dos o más hijos, se crean conflictos por los bienes de los padres, en que el hijo adulto “ingrato”, utiliza todas las artimañas y manipulaciones, hostigando y reclamando a sus padres, con la intención de salir mayormente “beneficiado”, y ganarse una posición ventajosa en relación a sus hermanos, como si fuera el único “merecedor”. En determinados casos, se adueña de la jubilación de sus padres, y de los bienes que no le corresponden, para sus fines personales.
Los adultos mayores, son víctimas de violencia psicológica y violencia económica, el hijo se toma atribuciones, se adueña de los ingresos y de los bienes ajenos, que por derecho son de sus padres. Se han denunciado hechos de despojo de hijos a su padre o madre, un cruel y triste episodio.
Vemos que, estos comportamientos narcisistas y agresivos por parte del hijo adulto, no deben ser tolerados ni permitidos dentro del círculo familiar. Por lo tanto, estos hechos, deben ser denunciados a la comisaría, ante la vulnerabilidad del adulto mayor, tener como principal objetivo, el bienestar del mismo, y que éste, pueda disponer libremente de sus bienes, sin interferencias de un hijo: que aparte de mal agradecido, es un gran sinvergüenza.
A los hijos: Les refresco el 4° Mandamiento: “Honrarás a tu padre y a tu madre”.