En un profundo análisis, acerca de la situación que sufren los hombres por “maltratos físicos y/o psicológicos, y a raíz de la reacción de algunos de ellos, exponiendo como un reclamo, la desprotección y desventajas existentes en cuanto a las normativas legales vigentes, que aluden y critican que no se aplican con la misma vara, así como las mujeres, algunos de los hombres, también son víctimas de violencia doméstica.
En tal aspecto, suelo dar respuesta en base a las estadísticas que se actualizan permanentemente en el Ministerio Público, que arroja como “mayoría”, la cantidad de denuncias de violencia contra las mujeres, y de los altos casos de feminicidios; sin embargo, en la actualidad, y en nuestro entorno, podemos darnos cuenta, que algunos hombres son maltratados por mujeres, en que se torna una pesadilla para muchos, que son sometidos y manipulados constantemente por las mismas, y que éstos varones, no se animan a denunciar, por tales razones como: el orgullo, la vergüenza “ por el solo hecho de ser el hombre”, y porque se sienten débiles en su autoestima y por ende se encuentran “solos” absorbiendo la agresión, que optan por callar y soportar.
En la mayoría de los casos, se dan por la condición económica en que se encuentran, donde se acentúa la violencia de la mujer contra el hombre: lo menosprecia, con agresiones verbales, degradándole cuando ella se cree superior a él, y que tiene el poder por el mayor aporte que contribuye al hogar, por lo que suele agravar inclusive en violencia física. Estos hombres, sufren el mismo círculo vicioso que una víctima mujer, con la diferencia, que no son contenidos ni tratados, no tienen donde recurrir, si deciden denunciar en los juzgados, en algunos casos, tienden a perder, con la impotencia de tener que protegerse solos y cuidarse de: “Si te agreden, huye o déjate pegar, pero ni se te ocurra repeler la agresión porque si no estás perdido”.
Por consiguiente, se dan situaciones donde estas “mujeres agresoras”, en las diferentes circunstancias, por lo general, utilizan malas prácticas, no solamente insultan y dan golpes a sus parejas, sino que también utilizan artimañas, haciendo uso y abuso de las leyes, se aprovechan y buscan la oportunidad para provocar situaciones para que ellos caigan en “la trampa”. Además, amenazan, limitan e impiden que los hombres que son “padres”, puedan ver a sus hijos.
En este tiempo, de campañas electorales, es importante, una revisión de leyes y de contar con “propuestas o proyectos de leyes” respecto a este “flagelo que está silenciado”; la violencia doméstica o violencia intrafamiliar, no solamente afecta a las mujeres, sino también a los hombres, ¡es urgente!, la necesidad de romper el paradigma machista, y que los hombres se atrevan a denunciar las agresiones que padecen, y que por algunos motivos expuestos anteriormente, no se ven reflejados en las estadísticas, por las que no se ajustan a la realidad actual. La prevención y el tratamiento psicológico, tanto para la víctima (mujer o hombre), como para el agresor o la agresora, es un tema pendiente que debe ser atendido y considerado con una mejor articulación de instituciones públicas.
