“Una sola golondrina no hace primavera, vengo de un estado que carece de necesidades…” dijo el miembro del Parlasur Nery Olmedo. Un furcio lo tiene cualquiera, pero este “representante” paraguayo ya lleva acumulados varios de este calibre, suficientes para cubrir de vergüenza a toda la representación ante un organismo cuya inutilidad, frente a su altísimo costo, está harto probada.
Vale la pena perder algunos valiosos centímetros de columna para poner en claro un punto esencial. Algunos autores dicen que el concepto de parlamento, en la función moderna de poder del Estado, arranca del francés parlement, entendido originalmente como una instancia de consulta y perfeccionado más tarde como poder legislativo. Pero a donde sea nos lleve su etimología, en un parlamento se habla, se dialoga, se polemiza y se argumenta. Para ello es imprescindible tener un dominio mínimo de las palabras y su significado. Y ya vemos que en el caso citado, el perpetrador no sabe de lo que habla, un “lujo” de Gs. 400 millones anuales que no podemos seguir dándonos.
Hasta comienzos de año, derrochar los Gs. 35.000 millones que cuestan los 18 becarios de lujo, su parentela y auxiliares, era un exceso que provocaba indignación y que exigía un cambio de estatus. Pero si pensamos que con ese presupuesto se pueden adquirir 700 respiradores automáticos de alta gama o unos 3.000 de bajo costo, el enfoque cambia de importancia. Y si consideramos que el Gobierno está construyendo, para afrontar las contingencias del coronavirus, dos hospitales modulares con un total de 200 camas a un costo de US$ 800.000 cada uno, la cuenta es aún más impresionante: con lo que se dilapida en los 18 inútiles rentados… ¡se podrían construir 7 hospitales del tipo descrito! Y sin deberle nada a nadie.
Donde se toque el gasto presupuestario del Estado paraguayo se podrían encontrar ejemplos de este tipo. ¿Alguien sabe qué utilidad práctica tienen las gobernaciones departamentales? Sería bueno tenerlo claro porque nos cuestan al año más de 1 billón de guaraníes (US$ 170 millones).
Un hospital para medicina de alta complejidad de 250 camas cuesta US$ 83 millones.
¿Es o no hora de ir dejándonos de joder con el dinero público?
