A lo largo de este tiempo, en un arrastre que fuimos adoptando con una plasmación marcada por el machismo, en la búsqueda de una orientación válida en el medio del cambio de época que vivimos dentro de la sociedad actual, en la lucha de la dignificación del hombre y de sus valores, y en los derechos en igualdad y condiciones entre hombres y mujeres, donde aún vemos flaquear la paternidad responsable.
En tal contexto, suele ocurrir que cuando el padre deja de pertenecer o sale del círculo familiar por motivo de separación o divorcio, deja en situación de descuido y abandono a su hijo/a. Existen dos escenarios en cuanto a la responsabilidad económica que debe asumir el padre de la criatura que son: el primer escenario se da cuando: el padre se desobliga de la prestación alimentaria, y el segundo escenario se da cuando: el padre se compromete a pasar la prestación alimentaria (lo estipulado por ley). Es decir, lo justo, a sabiendas que el monto no cubre todas las necesidades de su hijo/a (alimentación, educación, salud y distracción).
En tal situación, es claro que el significado de” ser papá” consiste en el cuidado principal que requieren los hijos, y que esto no se limita solamente en decir “mes a mes cumplo con ellos con la prestación alimentaria, luego me desobligo del resto”, la respuesta es No. La madre no puede quedar como única responsable en la crianza de los niños.
Un papá humano, está pendiente de su hijo/a, con una buena comunicación, un vínculo estrecho de “padre e hijo/a”, se involucra en la educación congruentemente, comparte las responsabilidades con la madre de su hijo/a, no mezclan los conflictos que pudiera tener con la madre, siempre atento ante las necesidades que puedan existir, contribuyen al fortalecimiento emocional, dan afecto y cariño a su hijo/a, ellos deben sentir la seguridad plena de la presencia de amor incondicional de su padre, lejos de manipulaciones, extorsiones, que afecten la salud mental del hijo/a. La madre debe dar espacio, colaborar y permitir que suceda esa conexión en la relación de “padre e hijo”, que no repercutan en el desarrollo emocional de los niños.
Comprender que ni mamá o papá es “mejor o peor”, que los roles de ambos construyen mejores vínculos, forjan más seguridad en el proceso de crecimiento de los hijos, necesitan de cuidados, la presencia y el acompañamiento de los dos son importantes para ellos.
Por una paternidad responsable, en la búsqueda de conquistar sonrisas y ver a los hijos más felices.