Según el dato que fue dado a conocer por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en una investigación realizada respecto al crecimiento demográfico en el Paraguay, conforme a las estadísticas reflejan que el 57,8% de adolescentes y jóvenes entre 15 y 29 años se encuentran sin acceso a una formación educativa, y sin oportunidades laborales. No podemos dejar de mencionar que, a raíz de la pobreza, varios niños y adolescentes salen a trabajar, suma a esta problemática: la falta de oportunidades de educación, salud y trabajo para las mujeres rurales jóvenes.
Ante este triste panorama de: desempleo, de abusos e informalidad laboral, falta de acceso a la salud, entre otros flagelos como: la violencia doméstica, abusos sexuales, crisis económica y crisis política, algunos caen en el alcohol, drogas, y/o otros tipos de vicios, las injusticias, la inseguridad, etc. La nueva tendencia de la juventud, a raíz de todas estas situaciones ha cambiado de enfoque de sus prioridades, con las limitaciones de condiciones y recursos con un horizonte de desazón.
Los jóvenes son los más golpeados y abandonados por nuestros gobernantes, las escasas probabilidades en cuanto a las oportunidades de sobrevivir por encima de la línea de pobreza, hacen que hoy en día no decidan casarse, ni tener hijos, de no poder adquirir una casa, de la imposibilidad de costear sus estudios, es una utopía el alcance de sus propios anhelos.
En tal sentido, la emancipación es más tardía, los jóvenes continúan viviendo con el apoyo económico de sus padres. Emanciparse sería abandonar el nivel de bienestar y consumo porque no pueden solventarse por sí solos, y los que tienen empleo, no les alcanza para: trabajar, estudiar, alimentarse, contar con un seguro médico, entre otros gastos básicos.
El descontento de la juventud se refleja en las urnas, la mayoría de los jóvenes se encuentran decepcionados por los excesos de corrupción, por los abusos cometidos por parte de ciertas autoridades, con un esquema de gobierno rebasado de irregularidades, por la misma estructura que corrompe la política. Si bien los jóvenes no agotan de esperanza, con una fortaleza que les define, la mayor parte de ellos están alejados de la política ante la falta de acciones y respuestas que los motiven.
Los jóvenes, hartos de discursos, decepcionados, que lo demuestran con la escasa participación en la política y a la hora del sufragio, piden a los candidatos de “siempre”, que ya no mientan más con el solo objetivo de captar votos.
