Hoy en Paraguay no existe una grieta como sucede en otros países, pero si existen modelos bien identificados que se están enfrentando en las próximas elecciones.
El modelo republicano que busca fortalecer las instituciones en beneficio de lograr un desarrollo sostenible de los servicios públicos que aumenten la calidad de IDH (Índice de Desarrollo Humano). Un Estado que con sus falencias y aciertos tenga siempre el objetivo de ser una coraza que proteja a la ciudadanía, donde la democracia permita que las voces de todos sean escuchadas.
El otro modelo responde a intereses de un sector mercantilista que en los ciudadanos ve simples números, potenciales clientes a los que se debe servir según su poder adquisitivo. No se piensa en el desarrollo del país, se trabaja más bien en estrategias que permitan sostener un negocio que llega a ser hasta más perjudicial que la corrupción. Un modelo que no dirime sus diferencias ante la ley, sino que lo hace usando la fuerza y la violencia, poniendo en riesgo la seguridad física de los habitantes.
Esta discusión es importante entenderla ya que representa el futuro del Paraguay. Aun así, somos conscientes desde la clase política que la ciudadanía necesita respuestas más inmediatas, esto no ha dejado de ser un objetivo constante en nuestra agenda. Un ejemplo es la aprobación en Diputados de la deducción del IVA de alimentos y artículos del hogar en un 100% al momento de presentar las declaraciones juradas (Esto ahora pasa a la Cámara de Senadores donde esperamos su aprobación).
Otra muestra de que mientras se dan discusiones y crisis institucionales importantes, se continua en el proceso de generar respuestas a las necesidades de la población, traduciendo esto en lo que denominamos: Banco del Pueblo, un proyecto que plantea ofertas crediticias desde el BNF donde la ciudadanía que este incluso en inforconf, pueda acceder a créditos con tasas bajas y meses de gracia, como una forma de incentivar la economía y colaborar con una solución al acceso a créditos en sectores vulnerables y que se vieron afectados por la pandemia de forma directa.
Una crisis no puede frenar el proceso de un país que necesita apostar por ciudadanos honestos, que solo requieren un pequeño empujón para dar el gran paso.