De acuerdo al estudio de la economista Verónica Serafini, denominado “Pandemia y salud en Paraguay: Dos mitos sobre el papel del Estado y el desarrollo”, Paraguay se encuentra entre uno de los países de menor inversión en salud y consecuentemente de mayor gasto de bolsillo como proporción del gasto total realizado por el país en salud.
Esto quiere decir que, del total gastado en salud en Paraguay, casi la mitad proviene de los pagos directos que realizan las familias, por lo cual, si las familias no cuentan con recursos suficientes cuando un integrante se enferma, las mismas son excluidas o autoexcluidas del sistema de salud.
Verónica Serafini
Para la analista esto se ve resentido en los sectores más vulnerables, pues el 60% de la población que gana menos del salario mínimo invierte todo ese ingreso en cuestiones básicas, como en este caso sería la salud. De esta manera, se puede observar cómo gran parte del presupuesto familiar se va en gastos de bolsillos para la salud, después de alimentación y transporte.
No obstante, el problema no solo es el gasto en salud, sino también el endeudamiento en los hogares por la salud, de hecho esto representa la primera causa de endeudamiento en el país, según una encuesta del Banco Central y el Banco Mundial.
GASTOS
Según datos del Grupo del Banco Mundial, solo en el 2017 en nuestro país, el 11,8% de las personas mayores a 15 años prestaron dinero para fines médicos; 13,8% han prestado dinero para fines médicos o de salud, estando en la fuerza laboral; 12,3% han prestado dinero para fines médicos o de salud, teniendo ingresos más bajos; y 11,2% han prestado dinero para fines médicos, encontrándose en un contexto rural.
Por otra parte, de acuerdo a otro estudio abordado por la economista Serafini, denominado “El pilar contributivo de la protección social en Paraguay”, si se comparan los gastos corrientes de salud en Paraguay, en relación al PIB, con otros países de la región, en 2016 el país gastó 8% del PIB, Cuba 12,2%, Uruguay 9,1% Chile 8,5%, Brasil 9,1% y Colombia 5,8%.
Así, el 37,9% de este gasto es de bolsillo, por lo cual el acceso a la salud depende de la capacidad de pago de los hogares si alguno de sus integrantes se enferma. Paraguay es uno de los países de mayor gasto de bolsillo. Esto, básicamente significa que las personas son excluidas de su derecho a la salud por falta de recursos, debido a que el acceso a los servicios sanitarios depende de la capacidad de pago individual o familiar.
LO QUE FALTA
Teniendo en cuenta los estudios, en términos financieros se requiere una inversión pública mínima del 6% del Producto Interno Bruto (PIB). Una mayor inversión es una condición necesaria, aunque no suficiente, para combatir las inequidades y avanzar hacia la salud universal.
“Por más eficiencia que tengas gastando poco, no podrás resolver el problema de salud porque gastamos más de la mitad de lo que gasta un país que tiene un mejor sistema de salud. Una parte del problema está relacionado con la corrupción, pero en la otra parte también tiene que ver con el modelo de contrataciones públicas”, señaló.
Esto expresó refiriéndose de manera directa a los medicamentos que son vendidos con sobrefacturaciones para las entidades hospitalarias de cabecera en nuestro país, pues el gasto de bolsillo para la salud se centra en su mayoría en la adquisición de medicamentos, aparte del pago por internación, entre otros factores.
En el caso de la salud, Paraguay destinó en 2020 apenas el 2,6% del PIB, considerando la Administración Central y si se incluye el IPS (1,5%) se llega al 4,1% del PIB, lo que resulta claramente insuficiente teniendo en cuenta que la recomendación internacional es de al menos 6% del PIB. De este modo, la nación se convierte en un “sálvese quien pueda”, teniendo en cuenta que solo quien tiene altos ingresos puede invertir sin tapujos en su salud, mientras quienes tienen bajos ingresos se quedan sin casi nada, a decir de Serafini.
