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Y ahora, el dengue

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Hay vacuna pero ni se le ocurra dársela sin consultar al médico

Ni bien el COVID proporcionó un pequeño espacio de respiro luego de tenernos casi dos años contra la pared y con las manos en alto, comienza a asomar su fea cara otro viejo conocido de la salud pública: el dengue. Esta enfermedad, al contrario de la cada vez más vasta familia de los coronavirus, no se transmite de persona a persona en forma directa sino que se necesita un vector específico, otro conocido nuestro, el mosquito aedes aegipty, cuyo nombre y apellido aprendimos a pronunciar hace un par de décadas pero que con la salvaje irrupción del COVID mandamos al archivo sin saber que estaba allí, agazapado, esperando la oportunidad de dar el golpe.

Ya están apareciendo casos en cantidad suficiente como para hacer sonar las alarmas epidemiológicas. Y de nuevo salen a relucir los protocolos de prevención que en este caso consiste, fundamentalmente, en mantener a raya al insecto. Esta es una lucha esencialmente preventiva, evitando la acumulación de agua dentro o cerca de las casas, limpiando terrenos baldíos y disponiendo de la basura en forma apropiada.

Pero resulta que el aedes es un mosquito muy “sociable”. Gusta vivir en ambientes bien poblados por la simple razón de que vive chupándonos la sangre y, en la consiguiente operación, transmite el virus que desencadena la enfermedad, del cual se conocen cuatro variedades.

A diferencia de epidemias anteriores, el dengue tiene hoy en el Paraguay un tratamiento preventivo mediante la vacuna DENGVAXIA del laboratorio Sanofi Pasteur, la única autorizada por el Ministerio de Salud Pública. Pero, también a diferencia del dengue, esta vacuna tiene rigurosísimos protocolos para su aplicación. Cubre los cuatro serotipos  y se aplica en tres dosis cada seis meses, a personas de entre 9 y 45 años. Y aquí vienen los peros. Sólo se inmuniza a personas que puedan probar en forma irrefutable haber tenido dengue. La advertencia del MSP es terminante: si se aplica la vacuna a personas que no hayan tenido dengue podrían desarrollar un cuadro grave de la enfermedad. Así que, queda claro: no se da la vacuna anti-dengue de la misma manera que se aplica la anti COVID. La recomendación es siempre consultar al médico antes de siquiera intentar aplicarse la vacuna. La mejor arma preventiva sigue siendo la eliminación de criaderos del mosquito vector.

Y ese sí que es todo un capítulo que se inserta en la idiosincrasia nacional.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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