El pasado lunes 9 de noviembre, el Congreso peruano declaró vacancia de la Presidencia. El motivo fue una supuesta “incapacidad moral permanente” por parte del entonces presidente Martín Vizcarra. Lo llamativo era que solo faltaban cinco meses para las elecciones generales.
El motivo del juicio político fueron las declaraciones de cinco personas quienes afirman que Vizcarra recibió sobornos por parte de empresas constructoras cuando el político era gobernador de Moquegua (región del interior peruano casi en el límite con Bolivia).
Roberto Kein, economista y catedrático peruano, consideró que a pesar de que existen pruebas fundamentadas de que Vizcarra haya incurrido en los delitos, lo correcto debía ser que terminase su mandato, y que luego sea sometido a la justicia.
Acto seguido resaltó que el Congreso peruano demostró que solo tenía la intención de destituir a Vizcarra. Ya que no contaban con un plan para paliar de alguna manera la inestabilidad política que generaría la destitución.
“El objetivo era solo sacarlo. La política es un juego ajedrez. Cada decisión acarrea muchas consecuencias. Siquiera pensaron en un gabinete con antelación para que preparen ciertas medidas”, lamentó.
Kein destacó que las manifestaciones que se vivieron con intensidad la semana pasada, reflejaron la desazón de la gente. Uno de los motivos de estas movilizaciones fue reponer a Vizcarra.
“Su destitución fue apresurada. Esto desembocó en una situación poco manejable. Un grupo de manifestantes no es lo mismo que las masas. Estas últimas no tienen cabeza, estas solo reaccionan”, explicó.
VIOLENCIA POLICIAL
Hasta la fecha, las manifestaciones en contra de la asunción de Manuel Merino (era presidente del Congreso), en lugar de Vizcarra produjeron un total de dos muertos y 17 desaparecidos. Así como 102 heridos.
Esta violencia de las fuerzas del orden produjeron que 13 de los 18 nuevos ministros de Merino renunciaran a sus cargos a pocos días de haberlos asumidos. Posteriormente generó la renuncia del mismo nuevo mandatario.
“Hay evidencia en las declaraciones de médicos que las fuerzas del orden utilizaron canicas. Así también perdigones de plomo. Hay mucha gente herida”, explicó Keil.
NO FUE UN GOLPE
Según el entrevistado, a pesar del apresuramiento, la destitución de Vizcarra no fue un golpe de Estado. Ya que si existen los votos entre los congresistas que aprueban la incapacidad moral, nada se puede discutir.
En este caso en particular, Vizcarra recibió 105 votos en contra. Solo se necesitaban 87 de los 130 congresistas para lograr su salida.
El nuevo presidente Francisco Sagasti pertenece al Partido Morado. Dicho movimiento solo tiene nueve (9) legisladores de los 130 que forman parte del Congreso Nacional del Perú. En otras palabras, Sagasti posee una minoría en el parlamento al igual que Vizcarra por lo que su permanencia en el cargo, está nuevamente sujeta a la voluntad del legislativo.
Según el mismo Keil. explicó, el objetivo principal del nuevo presidente será evitar más violencia.
