Fernando Lugo, expresidente de la República (2008 – 2012), hoy en su rol de senador nacional (2013 – 2018, 2018 – 2023), analizó la gestión de Mario Abdo Benítez, presidente de la República. El político que ayer cumplió 70 años (30 de mayo de 1951), destaca algunas diferencias que considera claves entre él mismo y el actual mandatario. Además explica cómo ve el escenario político para el 2023. En la que considera “muy similar” al 2007 cuando un desgastado Partido Colorado generaba un aluvión de respaldo para el entonces dirigente religioso. Apoyo que terminó dándole el poder con un total de 775 mil votos a su favor (41% de los votantes).
¿Qué le viene a la mente cuando analiza la gestión de Abdo?
En primer lugar es muy diferente a como yo administraba cuando fui Presidente. Tuve la suerte de estar rodeado de excelentes asesores, tanto económicos, como sociales y políticos también. Y eso nos ayudó muchísimo a sortear las dificultades que se nos presentaban. Yo le veo al presidente bastante solitario. Nunca di una rueda de prensa sin estar rodeado de los asesores. Tanto asuntos internacionales. Cuando el tema era agrícola estaba el ministro de agricultura. Cuando el tema era económico estaba Dionisio Borda como ministro de Hacienda. Siempre tenía el soporte de un asesor o del encargado de la cartera para evacuar las preguntas o demandas de la ciudadanía en ese momento quería saber. Yo creo que eso marca la diferencia. Se le ve solo y él no puede saberlo todo. Por eso muchas de las preguntas que se le hace y muchas de las acciones que toma no son tan acertadas porque se ve que está mal asesorado. O lo toma individualmente sin conocer bien el tema.
¿Existen otras diferencias entre usted y Abdo?
Yo le di bastante espacio, protagonismo y autonomía a mis ministros como colaboradores eran dueños de sus carteras. Y responsables de la gestión y administración de su cartera. Ellos tenían la responsabilidad de las decisiones que podían tomar. Ledi libertad a sus colaboradores y asesores de los diferentes ministerios. Eso veo como diferencia. Veo bastante solo, y más que solo; aislado. Sus declaraciones no son tan acertadas ni felices muchas veces porque en vez de hacer hablar a sus asesores a sus colaboradores él toma la responsabilidad de emitir juicios y opiniones que posiblemente en algunas cuestiones no esté bien asesorado o no conozca bien el tema.
¿Debe seguir en el cargo?
Es muy difícil ser juez de una acción así. Él tiene su estilo. Creo que hoy se juega mucho con el tiempo. La dimisión de Abdo o un juicio político hace que haya elecciones. Seguro lo pensará muy bien luego del 15 de agosto porque después ya no habrá elecciones. El senado tendrá la gran responsabilidad. En la línea de sucesión estará el vicepresidente. Y en su cargo se nombrará del Senado como ocurrió con Denis (Óscar) en su momento. Yo creo que allí podría cambiar el escenario. Creo que está llevando con muchas dificultades las decisiones. La crisis económica y las demandas sociales que no son satisfechas suficientemente, no es fácil emitir respuestas favorables cuando el sistema productivo está parado. Cuando el sistema impositivo no es de las más felices que tengamos hacen que sus decisiones sean muy difíciles.
¿Este escenario político es similar a cuando fue electo presidente?
Es muy similar. Tenemos un Partido Colorado muy desgastado. El poder desgasta. Tenemos un presidente que no goza de una gran popularidad. Muy parecido en esos dos aspectos, a lo que ocurría en el 2007 con el presidente Nicanor Duarte Frutos. Eso facilitó la conformación de la Alianza Patriótica para el Cambio, esa gran alianza de diferentes partidos, movimientos sociales, estudiantiles, intelectuales, una gran alianza que se conformó y eso garantizó el triunfo en abril del 2008.
¿Quiénes son los mejores perfilados para candidatarse por la oposición en el 2023?
El partido liberal es un partido grande. Necesitamos un partido liberal unido que no ocurre en este momento. Ojalá que luego de las internas se puedan administrar las diferencias. De manera positiva para tener un PLRA sólido, unido en primer lugar. En segundo lugar, los otros partidos también tienen sus líderes interesantes e importantes. Ese será el resultado de una gran conversación. Consolidar un proyecto, un proyecto mínimo de gobierno. Porque elegir una persona y luego los proyectos y programas es como poner la carreta delante de los bueyes y eso no ha funcionado en parte del 2008.
¿Qué se necesita para lograr una oposición unida?
Conversar, conversar, conversar, discutir, discutir y consensuar programa mínimo y tomar un modelo de estado conveniente para esta gran situación difícil de la pandemia. No se puede hacer un programa de largo alcance. Serían programas mínimos de corto alcance. Y eso dependerá mucho de la inteligencia como la oposición pueda abordar este tipo de concertación para poner esto cristalizar en un programa mínimo.
¿Qué le puede decir a la ciudadanía sobre la desgastada imagen de la clase política?
Debemos fijarnos en lo que pasa en el campo internacional. El ejemplo de Chile que han elegido a los representantes de la constituyente. El grupo independiente ha tenido un gran protagonismo, una gran presencia en la constituyente de chile. Sorpresa en Perú donde las polarizaciones entre candidatos de derecha e izquierda, el punto medio, esa gran franja ciudadanía marcará la diferencia.
Por eso aquí en Paraguay la ciudadanía debe tener un gran protagonismo, los partidos tradicionales y los nuevos, la clase política porque el poder desgasta. Muchos líderes desgastados. La ciudadanía debe ir participando, en segundo lugar perfilando futuros liderazgos y eso va a redundar en beneficio de la política paraguaya.