El escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa hizo hoy historia al entrar en la Academia Francesa, la institución encargada de velar por la pureza de la lengua de Molière, en una solemne ceremonia en París en la que aseguró que “la novela salvará la democracia o se echará a perder con ella y desaparecerá”.
“Déjenme ahora exponer mi teoría, que vale lo que vale, un poco más y sin duda, un poco menos, que tantas otras que circulan en nuestra época de teorías literarias. La novela salvará la democracia o se echará a perder con ella y desaparecerá”, afirmó el premio Nobel.
En una larga alocución bajo la emblemática cúpula de la sede del Instituto de Francia (institución a la que pertenece la Academia Francesa) y ante invitados selectos como el rey emérito español Juan Carlos I, Vargas Llosa defendió la novela libre, una que sí que sobrevivirá a todo, y no como la “caricatura que los países totalitarios nos venden como novelas”.
“Solo existen después de haber pasado por la censura que las mutila, a fin apuntalar de las instituciones fantasmagóricas de pantomimas de democracia como de las que nos da ejemplo la Rusia de Vladímir Putin”, criticó.
En su alegato, el autor de “La fiesta del Chivo” y “La ciudad y los perros” también dijo que “nadie está a salvo si no todos somos libres. Es la gran enseñanza de la literatura francesa”.
“La vida debe ser como la de los libros: libertad plena en todo y para todos (…) De ahí la necesidad de seguir la lucha hasta que el mundo se parezca al mundo de la literatura”, razonó Vargas Llosa, vestido con el uniforme oscuro con hojas de olivo bordadas en verde de los académicos franceses y portando la tradicional espada.
FRANCIA, DONDE EMPEZÓ A SENTIRSE UN AUTOR LATINOAMERICANO
La elección de Vargas Llosa, anunciada en 2021 para ocupar el sillón número 18 que dejó vacante el filósofo Michel Serres a su muerte en 2019, había causado polémica por contravenir dos grandes cánones de la Academia Francesa: no elegir a nadie mayor de 75 años (actualmente el escritor hispano-peruano tiene 86) y ser un autor que no escribe originalmente en francés.
Vargas Llosa, sin embargo, reafirmó en la ceremonia sus vínculos con Francia, con su idioma y en especial, con autores como Gustave Flaubert. Sin ellos, dijo, no habría llegado a ser el escritor que es hoy.
En concreto, el autor de “La fiesta del Chivo” rememoró que, cuando desembarcó en territorio galo en 1959, los franceses, “fascinados por la revolución cubana” antes de que esta se convirtiera en una “tiranía”, habían descubierto y leído antes que él a autores como “Borges, Cortázar, Uslar Pietri, Onetti, Octavio Paz y, más tarde, Gabriel García Márquez”.
“Gracias a Francia descubrí la otra cara de América Latina, los problemas comunes a todos sus países, la horrible herencia de los golpes militares y del subdesarrollo, la guerrilla y los sueños compartidos de liberación”, dijo.
“Por tanto, fue en Francia -¡qué paradoja!- donde comencé a sentirme un escritor peruano y latinoamericano”, destacó ante los miembros de la institución creada en 1635 por el cardenal Richelieu para velar por la lengua francesa.
Además de Juan Carlos de Borbón, que estuvo acompañado de su hija, la infanta Cristina, y sentado en primera fila, igual que los hijos de Vargas Llosa y su exesposa, Patricia Llosa, también hubo otros invitados de renombre como el ex primer ministro francés Manuel Valls.
También ocuparon un lugar de honor del resto de miembros de la Academia Francesa, entre los que se encuentran el escritor de origen libanés Amin Maalouf o la historiadora y politóloga Hélène Carrère d’Encausse, que es también la “secretaria perpetua” de la institución.
A todos ellos se los conoce como los “inmortales”, un selecto club que ahora acoge a su primer sudamericano y que debe el sobrenombre al lema del sello que el cardenal Richelieu dio a la institución que fundó en 1635: “À l’immortalité” (A la inmortalidad).
Al finalizar la ceremonia, Vargas Llosa se manifestó “muy contento” por su ingreso en la institución: “Me gustaría agradecer mucho a la Academia Francesa, primero por recibirme, y luego a las personas que han trabajado, entre ellos mi hijo Álvaro”, dijo a la prensa.
“Estaba muy preocupado -reconoció también- por cómo iba a sonar mi discurso, porque hace muchos años que no hablo francés, aunque leo siempre a los escritores franceses, sobre todo a los clásicos, mucho”.
Los “inmortales” se reúnen cada jueves a las 15.00. Para cumplir su misión en París, sin descuidar también sus labores en la Real Academia Española, Vargas Llosa planea pasar en Francia 15 días y 15 en Madrid. EFE